PARROQUIA DE CRISTO REY
Hoja Parroquial nº 96
Semana del 20 de marzo al 26 de
marzo de 2016
¡ OH, FELIZ CULPA QUE MERECIÓ TAN GRANDE REDENTOR!
La Iglesia con el Domingo de Ramos nos
introduce en la Gran Semana Cristiana, la Semana Santa. Con la entrada de Jesús
a Jerusalén montado en un borrico, signo de humildad, sencillez y de paz, nos muestra quién es y cuál es su misión. A diferencia de los
reyes que entraban en la ciudad de Jerusalén montados en lujosos caballos y acompañados de sus tropas, Jesús es
aclamado por los niños y los más sencillos con ramos de olivos y palmas en sus
manos, y decían: Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Esta semana acompañamos a Jesús en su pasión,
muerte y resurrección. Hoy en el del mundo hay muchos que son obligados a
sufrir un penoso calvario, como los refugiados. Jesús sigue sufriendo con ellos
porque se identifica con cada ser humano. Hoy se sigue asesinando a muchos
cristianos y se guarda silencio, no se dice ni palabra.
A Jesús, el Jueves Santo, le contemplaremos
lavando los pies a sus seguidores, Él no ha venido a ser servido, sino a servir
y dar su vida en rescate por todos.
El Viernes
le contemplamos perdonando a los que lo clavan en la cruz: Padre, perdónales,
no saben lo que hacen.
El Sábado es el día del gran silencio. Las puertas de
la Iglesia permanecerán cerradas esperando la resurrección. En la Gran Vigilia Pascual escucharemos:
¡Oh feliz culpa que mereció tan Grande Redentor!
Que podamos decir con el salmista: Dad
gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Salmo 136.
LA SEMANA SANTA DEL PAPA
El
Papa celebra este domingo el Domingo de Ramos a partir de la 9:30 horas, con la
bendición de los olivos. Tras la procesión , presidirá la Misa en la plaza de
San Pedro. Ese día se celebra la Jornada Mundial de la Juventud a nivel
diocesano.
El
24 de marzo, Jueves Santo, el Papa celebrará a las 9:30 horas la Misa Crismal
en la basílica vaticana con el clero presente en Roma. Por la tarde, celebrará
la Misa de la Cena del Señor en un centro fuera del Vaticano, donde lavará los
pies a doce personas refugiadas.
El
Viernes Santo, a las 17 horas, tendrá lugar en la basílica de San Pedro la
celebración de la Pasión del Señor, donde el Papa presidirá la Liturgia de la
Palabra, la Adoración de la Cruz y el rito de la Comunión. Por la noche,
asistirá a las 21;15 horas al vía crucis del Coliseo, tras el cual dirigirá
unas palabras e impartirá la bendición apostólica. El encargado de escribir las
meditaciones de este año ha sido el cardenal Gualterio Bassetti, arzobispo de
Perugia.
El
sábado, a las 20:30 horas, comenzará la Vigilia Pascual en la basílica
vaticana. Y el Domingo de Resurrección, el Papa celebrará la Misa a las 10
horas en la plaza de San Pedro, para seguidamente impartir la bendición urbi
et orbi.
LECTURA DESDE LA CRUZ DE JESÚS
“Cuando por
Semana Santa acompañamos aquella comitiva de dolor hacia el calvario y
contemplamos a Jesús llevando su cruz. Él nos está diciendo con su mirada: “Por
favor, ayudadme a llevar esta cruz en mis hermanos”. Injusta y mortal cruz,
hecha más de menosprecio que de manera, que es contemplada hoy en las calles,
en las esquinas, en muchos barrios y domicilios, en los hospitales, en cárceles
y en barracas. Toda ella encarnada en personas que sufren, que tienen hambre,
que no llegan a final del mes, que no tienen consuelo ni ayuda, viejos
solitarios, mujeres marginadas, prostitutas explotadas, niños sin escuela,
gente discriminada, encarcelada. Y Jesús nos va diciendo: “Por favor, ayudadme
a llevar esta cruz en mis hermanos”: Hay quien, al ver tanto dolor en el mundo,
le resulta insoportable. Piensa: Dios no está aquí, se ha ido, nos ha
abandonado para siempre. ¿Cómo es posible que suceda todo esto? Pienses lo que
pienses y hagas el planteamiento que hagas, la imagen de Jesús llevando su cruz
te va diciendo: “Por favor, ayudadme a llevar esta cruz en mis hermanos”.
Catequesis del Papa: Pascua,
experiencia plena
y definitiva del amor
misericordioso de Dios
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En
el Libro del profeta Jeremías, los capítulos 30 y 31 son llamados “libro de la
consolación”, porque en ellos la misericordia de Dios se presenta con toda su
capacidad de confrontar y abrir el corazón de los afligidos a la esperanza. Hoy
queremos también nosotros escuchar este mensaje de consolación.
Jeremías
se dirige a los israelitas que han sido deportados a tierras extranjeras y
pre-anuncia el regreso a la patria. Este regreso es signo del amor infinito de
Dios Padre que no abandona a sus hijos, sino que los cuida y los salva. El
exilio había sido una experiencia catastrófica para Israel. La fe había
vacilado porque en tierra extranjera, sin el templo, sin el culto, después de
haber visto el país destruido, era difícil continuar creyendo en la bondad del
Señor
También
nosotros podemos vivir a veces una especie de exilio, cuando la soledad, el
sufrimiento, la muerte nos hacen pensar de haber sido abandonados por Dios.
Cuántas veces hemos escuchado esta palabra: “Dios se ha olvidado de mi”. Muchas
veces personas que sufren y se sienten abandonadas.
El
profeta Jeremías nos da una primera respuesta. El pueblo exiliado podrá
regresar a ver su tierra y a experimentar la misericordia del Señor. Es el gran
anuncio de consolación: Dios no está ausente, ni siquiera hoy en estas
dramáticas situaciones, Dios está cerca, y hace obras grandes de salvación para
quien confía en Él. No se debe ceder a la desesperación, sino continuar a estar
seguros que el bien vence al mal y que el Señor secará toda lágrima y nos
liberará de todo temor.
El
Señor es fiel, no abandona en la desolación. Dios ama con un amor sin fin, que
ni siquiera el pecado puede frenar, y gracias a Él el corazón del hombre se
llena de alegría y de consolación.
En la
alegría y en la gratitud, los exiliados retornaran a Sión, subiendo al monte
santo hacia la casa de Dios, y así podrán de nuevo elevar himnos y oraciones al
Señor que los ha liberado. Este regreso a Jerusalén y a sus bienes es descrito
con un verbo que literalmente quiere decir “afluir, correr”. El pueblo es
considerado, en un movimiento paradójico, como un río caudaloso que corre hacia
la altura de Sión, subiendo hacia la cima del monte. ¡Una imagen audaz para
decir cuánto es grande la misericordia del Señor!La tierra, que el pueblo había debido abandonar, se había convertido en presa de los enemigos y desolada. Ahora, en cambio, retoma vida y florece. Y los exiliados mismos serán como un jardín irrigado, como una tierra fértil. Israel, llevado a su patria por su Señor, asiste a la victoria de la vida sobre la muerte y de la bendición sobre la maldición.
Y así el pueblo es fortificado y – esta palabra es importante: ¡consolado! – es consolado por Dios. Los repatriados reciben vida de una fuente que gratuitamente los irriga.
A este punto, el profeta anuncia la plenitud de la alegría, y siempre en nombre de Dios proclama: «Yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción» (31,13).
El salmo nos dice que cuando regresaron a su patria la boca se les llenó de sonrisa; ¡es una alegría tan grande! Es el don que el Señor quiere hacer también a cada uno de nosotros, con su perdón que convierte y reconcilia.
El profeta Jeremías nos ha dado el anuncio, presentando el regreso de los exiliados como un gran símbolo de la consolación dado al corazón que se convierte. El Señor Jesús, por su parte, ha llevado a cumplimiento este mensaje del profeta. El verdadero y radical regreso del exilio y la confortante luz después de la oscuridad de la crisis de fe, se realiza en la Pascua, en la experiencia llena y definitiva del amor de Dios, amor misericordioso que dona alegría, paz y vida eterna.
EL PADRE ES CLAVE PARA
LA ESTABILIDAD DEL HIJO
“La
figura del padre es clave para la estabilidad de los hijos. Por mi experiencia
clínica, sé que de forma natural, tanto los niños como las niñas buscan en la
figura paterna un referente de protección, de seguridad y de cuidado, complementario
a la madre e insustituible por ella. Es algo que incluso detectan de forma
inconsciente en las películas infantiles, en cuyos personajes no aprecian de
primeras algunos estereotipos artificiales, sino esos valores profundos”. Así
lo explica la doctora Carmela Baeza, médico, sexóloga y experta internacional
en lactancia materna, que participó en la jornada La urgente necesidad del
padre, organizadas por el Instituto CEU de Estados de la Familia, el Centro
Raices de Atención a la Familia, y la Asociación Católica de Propagandistas, el
pasado 5 de marzo.
La
doctora Baeza –que intervino junto al terapeuta familiar Tasio Pérez Salido, y
a la médico y terapeuta Teresa Suárez-, explica a Alfa y Omega que “cuando el
padre está ausente, los niños sienten más ansiedad e inseguridad”. Y propone
que “los varones se formen para tomar conciencia de la importancia que tiene el
que ejerzan en su familia esos valores propios de la paternidad, que son
necesarios tanto para los hijos como para la esposa”. Unos valores que, sin
embargo, deben adaptarse “a los cambios culturales que han modificado el
concepto de paternidad que existía desde hace siglos, y que tienen que ver con
la empatía, con el cariño, con las muestras de afecto y con la comunicación en
la pareja y con los hijos”, en palabras de Baeza.
CREDO ANTE EL MONUMENTO
Creo en Ti,
Señor... pero ayúdame a creer con firmeza.
Espero en ti... pero ayúdame a esperar sin desconfianza.
Te amo Señor...pero ayúdame a defenderte con mi propia cara
Te adoro Señor, porque eres mi creador y te anhelo porque eres mi fin.
Te alabo porque no te cansas de hacer el bien, y me refugio en Ti porque eres mi protector.
Que Tu sabiduría Señor, en esta noche me dirija, y Tu entrega me redima
Que Tu misericordia me consuele y Tu sangre lave mis pecados
Espero en ti... pero ayúdame a esperar sin desconfianza.
Te amo Señor...pero ayúdame a defenderte con mi propia cara
Te adoro Señor, porque eres mi creador y te anhelo porque eres mi fin.
Te alabo porque no te cansas de hacer el bien, y me refugio en Ti porque eres mi protector.
Que Tu sabiduría Señor, en esta noche me dirija, y Tu entrega me redima
Que Tu misericordia me consuele y Tu sangre lave mis pecados
Que tus lágrimas
me conmuevan y tu oración me estremezca
Te ofrezco en esa Hora Santa, Señor, mis pensamientos,
Te ofrezco en esa Hora Santa, Señor, mis pensamientos,
te ofrezco
mis palabras, ayúdame a hablar de ti cuando, Tú, ya no hablas
Te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad, cuando Tú cumples la del Padre
Te ofrezco mis penas, pequeñas y absurdas, cuando veo tan grandes las tuyas
Te pido Señor que ilumines mi entendimiento, con tu generosa pasión
Te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad, cuando Tú cumples la del Padre
Te ofrezco mis penas, pequeñas y absurdas, cuando veo tan grandes las tuyas
Te pido Señor que ilumines mi entendimiento, con tu generosa pasión
que fortalezcas mi
voluntad, con tu inquebrantable entrega
que purifiques mi
corazón con tu amor sin fisuras
que santifiques mi
espíritu con tu espíritu invencible.
Señor, hazme llorar mis pecados, sin que sea demasiado tarde
Señor, hazme llorar mis pecados, sin que sea demasiado tarde
rechazar las
tentaciones, antes de escuchar el canto del gallo
vencer mis
inclinaciones al mal, al dinero… a venderte por poco y nada
Regálame Tu gracia, Señor, en esta Noche Santa
Regálame Tu gracia, Señor, en esta Noche Santa
para amarte y
olvidarme de mí, para buscar el bien de mi prójimo sin tenerle miedo al mundo.
Facilítame la gracia para ser obediente a los designios de Dios,
Facilítame la gracia para ser obediente a los designios de Dios,
comprensivo y
atento con los que me rodean,
solícito con mis
amigos y generoso con mi enemigo.
Ayúdame, Señor, a superar con austeridad la abundancia,
Ayúdame, Señor, a superar con austeridad la abundancia,
con generosidad la
avaricia, con amabilidad la ira y con fervor la tibieza.
Enséñame, Señor, en esta noche –divina y humana, santa y traicionera –
Enséñame, Señor, en esta noche –divina y humana, santa y traicionera –
a comprender la
pequeñez de lo terreno, l
a grandeza de lo
divino, la brevedad de esta vida y la eternidad de la futura
Creo en Ti, Señor;
espero en Ti, Señor; te amo a Ti, Señor.
En esta noche, con
fe viva, te digo y proclamo Señor:
¡CREO EN DIOS!
¡CREO EN TI SU ÚNICO HIJO!
¡CREO QUE NACISTE EN BELÉN!
¡CREO QUE VINISTE DESNUDO Y, DESNUDO, SUBIRÁS POR MÍ A
LA CRUZ!
¡CREO QUE, EN UN PESEBRE DE MADERA APARECISTE!
¡CREO QUE, EN UNA CRUZ DE MADERA MORIRÁS PARA RESUCITAR!
¡CREO QUE, TU VIDA EN LA CRUZ, SERÁ CAUSA DE MI
SALVACIÓN!
¡CREO HOY MÁS QUE NUNCA EN EL ESPÍRITU QUE RODEA ESTE
MISTERIO!
¡CREO, SEÑOR, EN LA CONQUISTA QUE TRAE TU MUERTE: LA
RESURRECCIÓN!
¡CREO, SEÑOR, EN EL PERDÓN DE LOS PECADOS ANTE TANTO RÍO
DE GRACIA!
¡CREO, SEÑOR, EN LA RESURRECCIÓN Y EN LA VIDA QUE NOS
TRAES!
¡CREO, SEÑOR, EN LA IGLESIA MADRE, SANTA Y PECADORA, CON
ARRUGAS PERO CON UN ROSTRO HERMOSO POR CONTENER LOS TESOROS DE TU GRACIA!
¡SÍ! En esta noche teñida con dolor y sangre, misterio y pasión,
sufrimiento y lágrimas, llanto y sueño, silencio y traición, soledad y
compañía, cielo y tierra……….te digo, Señor, que creo en todo lo que haces por la
humanidad.
¡Gracias, Señor! ¡Creo en Ti, Señor! ¡Espero en Ti,
Señor!
La
intención de esta semana es por los que no creen, por los que se han aparatado
de Dios y por los que están en tribulación y son probados.
NO DEJES DE SUBIR, SEÑOR
Porque, arriba en Jerusalén,
te necesitamos para que nos des vida
NO DEJES DE SUBIR, SEÑOR
Aunque hoy te aclamemos
y mañana te olvidemos
NO DEJES DE SUBIR, SEÑOR
Tú, Señor, eres nuestro Rey
En Ti está nuestro futuro
NO DEJES DE SUBIR, SEÑOR
Detrás, de la muerte, vendrá la vida
Detrás, del llanto, el gozo
NO DEJES DE SUBIR, SEÑOR
Perdona nuestra falsedad
Olvida nuestras mentiras
NO DEJES DE SUBIR, SEÑOR
Bendito por venir a nuestra tierra
Bendito por venir a salvarnos
Bendito por lo mucho que nos amas
NO DEJES DE SUBIR, SEÑOR
Sube, Señor, a Jerusalén
Sube, Señor, a la cruz
Pues, sabemos todos, Señor
lo mucho que por Ti, Dios nos ama
NO DEJES DE SUBIR, SEÑOR
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