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CONFERENCIA 30 OCTUBRE

sábado, 18 de julio de 2020

HOJA NÚMERO 259



EL TRIGO Y LA CIZAÑA

Jesucristo nos instruye con Parábolas: son comparaciones, imágenes tomadas de la vida ordinaria. Jesús compara el Reino de los cielos con un campo sembrado de trigo, y ¿qué pasó? Pues mientras dormían un enemigo sembró cizaña en su campo. Los trabajadores descubren que junto al trigo hay cizaña y quieren arrancarla pero el dueño les dice: dejadlos crecer juntos y cuando llegué la siega los separamos. El dueño les invita a tener paciencia porque al arrancar la cizaña podrían arrancar el trigo: dejad que crezcan juntos el bien y el mal. El Señor tiene otra manera de ver las cosas y opta por la paciencia y la misericordia. Jesús explica la Parábola a los apóstoles, quiénes un día le fallaran:

Si Jesús hubiese arrancado la cizaña, Pedro lo negó, Judas lo vendió, el resto del grupo lo dejaron solo colgando de la cruz cuando más los necesitaba. Si Jesús hubiese usado la hoz para arrancar la cizaña, los apóstoles no hubiesen sido santos más tarde. Qué hubiese pasado si ante los pecados de Pablo, de San Agustín, de San Francisco de Asís y de tantos y tantos hombres y mujeres de todos los tiempos… Dice la primera lectura de este domingo: Dios espera, da tiempo al pecador para que se arrepienta y cambie. Porque como dice San Pablo : Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Con frecuencia excluimos a los que no piensan como nosotros. Nos fijamos en los defectos de los demás, en el mal que está fuera de nosotros. Cuando el mal que siembra el Satán está en todas partes: En la sociedad, en la Iglesia, en el matrimonio, en la familia, en la vida de cada ser humano. ¿Quién de nosotros podríamos presumir de qué somos trigo limpio?
En todas partes hay bien y mal, está mezclado. Esta Parábola nos habla de paciencia, de espera confiada en Dios. Nos habla de la pedagogía del Señor que es tan distinta a la nuestra. Si Dios hubiese actuado conmigo como yo actúo con el que me cae mal o me molesta, dónde estaría yo? El Señor no quiere el mal, aunque lo permite. No te conviertas en juez de lo demás, porque sufrirás, sólo el Señor sabe lo que hay dentro de cada uno de nosotros. Mirémonos en el espejo de esta Parábola del trigo y la cizaña, ¿a quién me parezco más: a los que quieren arrancar la cizaña antes de tiempo o al dueño que quiere esperar hasta que venga la siega ? San Juan Crisóstomo nos dice cosas muy interesantes respecto a esta parábola: El método del Satán es mezclar la verdad con la mentira. Él se reviste con las apariencias y colores de la verdad, Y cómo hace para engañar?
Mientras la gente dormía… una llamada a la vigilancia. El trigo y la cizaña pueden habitar juntos en un mismo corazón.

José, Sacerdote



LOS HUÉSPEDES

Esto de ser un ser humano es como una casa de huéspedes
cada mañana llega alguien nuevo
una alegría, una depresión, un enojo
aparecen como visitantes inesperados.
Les das la bienvenida y los entretienes a todos.
Incluso si es un grupo de penas
que arrasan por tu casa
de todas formas, tratas a cada huésped de forma honorable
puede ser que él te esté preparando
para alguna nueva delicia.
Recíbelos en la puerta con una sonrisa
e invítalos a entrar
sé agradecido con cualquiera que llegue,
porque cada visitante está allí
para guiarte hacia algo mucho mejor.


Me siento seguro y frágil, pequeño y grande.

Silos. Julio de 2020. Acabo de hablar con un amigo. Me gusta escucharle. Aprendo. Crezco. Sus palabras me hacen recordar el Evangelio. Su vida es una ventana al cielo. Mientras le escucho pienso que hay cosas en nuestra vida que, de alguna forma, son reflejo de Dios. Quizá no seamos conscientes de ello, pero es así. Hay personas, sonrisas, miradas, abrazos, gestos, formas de ser, de estar y de querer, que nos hablan de Dios y nos llevan a Él.
Me alegro de tener gente cercana. Personas que un día aparecieron en mi vida para quedarse. Personas con las que recorro senderos. Con las que camino hacia Dios. Personas en las que el corazón se ensancha y sabe que ha llegado a buen puerto. Personas que tocan mis heridas y no solo las observan desde fuera. Que las hacen suyas. Que sangran conmigo para hacerme ver que mi dolor es también el suyo, porque el dolor compartido es menos dolor. Personas que encienden en mí la esperanza. Que abren caminos en mi corazón. Que lo inundan de luz. Personas que me devuelven el aroma de lo eterno. Que acarician mi alma. Y me hacen sentir la caricia de Dios. Personas que sacrifican vida, tiempo y descanso para hacerme experimentar la grandeza y el calor de un abrazo. Personas que forman parte de mi vida, no como un apunte más en una agenda, sino como una historia compartida. Personas que llevan el cielo dibujado en el alma. Cuando hablan. Cuando callan. Cuando sirven. Cuando aman. Corazones en los que echo raíces. Vidas en las que reconozco el rostro de Dios.
Soy quien soy por tantos nombres como llenan mi vida, a los que estoy unido por vínculos que permanecen para siempre. Vínculos eternos tejidos por Dios en el cielo. Soy quien soy gracias a ellos, con quienes configuro mi presente, con quienes me siento seguro y frágil, pequeño y grande. De todo un poco. Da igual. Personas que me abren nuevos horizontes, que me anclan en la tierra pero que son un trampolín al paraíso. Personas a las que quiero en lo más humano de mis entrañas. Personas que Él me ha dado. Ángeles de carne y cielo. A todos ellos: gracias. Hoy y siempre.







Somos una familia

Como cada día, mi estancia en el hospital comienza en la capilla. No se puede hablar de Jesús si antes no hablas con Él. En el ambón seguía colgado el cartel del Día de la Iglesia Diocesana: Somos una gran familia contigo. Mi oración va por estos derroteros hasta que toca recoger a Jesús del Sagrario y ponerlo en el lugar en el que le gusta estar: en los cuerpos y almas de sus hermanos más pequeños, que sufren a causa de la enfermedad.
Después de llamar a la puerta doy los buenos días. Juan, mientras sostiene la cabeza de Lola, su mujer, que está bebiendo, responde. Puedo apreciar que la enfermedad sigue avanzando y el cuerpo de Lola sigue deteriorándose pero, aún así, no ha perdido su hermosa sonrisa, y su rostro desprende una gran paz; debe ser parecida a la paz que recibían los apóstoles en las apariciones de Cristo resucitado.
Juan le dice al oído y en voz alta: «Lola, ha llegado el sacerdote a traerte la Comunión, ¿quieres recibirla?». Lola responde: «Sí, ya sé que es el sacerdote y que me trae a Jesús. Pues claro que quiero recibirlo, como cada día».
Ambos se santiguan, rezamos el padrenuestro y le doy un trocito de la Eucaristía. Su sonrisa se vuelve un rayo de luz y se queda un momento en silencio con Dios dentro, interiorizando este gran milagro, en el que su cuerpo frágil y enfermo es llenado por el Cuerpo de Dios. Como dijo san Pablo, Dios toma la debilidad humana para transformarla en fuerza de Dios.
Después de darle la bendición, cuando me dispongo a irme, Lola me dice: «Eres mi familia». Sonrío y le doy las gracias. Mientras, ella mira a Juan y le dice: «Es como si le conociéramos, como si siempre hubiera estado con nosotros».
Se me hace un nudo en la garganta y recuerdo el cartel de mi oración matinal pero, sobre todo, no puedo evitar oír las palabras de Jesús a sus discípulos: «Quien deja padre, madre, esposa e hijos por mí y por el Evangelio recibirá 100 veces más». Le doy las gracias por el amor que me ha transmitido y le digo: «Por favor, acuérdate de mí cuando reces». Dedicándome la más bonita de sus sonrisas, dice: «Sí, nuestro Padre Dios».




SIN ANCIANOS NO HAY FUTURO

Donde no se cuida a los ancianos, no hay futuro para los jóvenes». Lo señaló el Papa con motivo del reciente Día Mundial contra el Maltrato de los Ancianos, si bien la advertencia va más allá de la efeméride y obliga a plantearse cómo se ha afrontado la pandemia y cómo se van a afrontar los rebrotes. El coronavirus ha golpeado de lleno a nuestro país y se ha cebado con aquellos que acumulan «experiencia y sabiduría» –en palabras del cardenal Osoro–, hasta el punto de que nueve de cada diez fallecidos tenían más de 70 años. Por ello no es casualidad que la Iglesia española celebre una Jornada por los afectados por la pandemia el próximo 26 de julio, coincidiendo con la fiesta de san Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen y patronos de los abuelos. En su mensaje para la jornada, la Conferencia Episcopal Española incide en que, en un sociedad en la que «se reivindica una libertad sin límites y sin verdad en la que se da excesiva importancia a lo joven», los mayores son clave para mantener la «memoria». Además, continúa, muestran que «el amor y el servicio» a otros, tanto cercanos como no, «son el verdadero fundamento en el que todos deberíamos apoyarnos». Sin caer en la temeridad de pensar que este virus solo afecta a los mayores, como hacen algunos inconscientes, es momento de tomar medidas especiales con ellos para que no se repitan situaciones igual de dramáticas con los rebrotes. Aparte de visitar a los ancianos que han estado solos y despedir a los que ya no están, es momento de revisar los protocolos de residencias y plantear su medicalización permanente, al tiempo que se dota a los hospitales de recursos suficientes para poder atender a todos los enfermos y evitar así cualquier tentación utilitarista



PRÉSTAME MADRE

Préstame Madre tus pensamientos, e ilumina mi mente con la luz de tu sabiduría.

Préstame Madre tus ojos, para con ellos mirar, si con ellos miro, nunca volveré a pecar

Préstame Madre tus labios, para con ellos orar, si con ellos oro Jesús me podrá escuchar.

Préstame Madre tu lengua, para poder comulgar, pues es tu lengua materna de amor y santidad.

Préstame Madre tu corazón, para poder perdonar y cambiar mi corazón de roca por uno celestial.

Préstame Madre tus manos, para poder trabajar, si con ellos trabajo, rendirá una y mil veces más.

Préstame Madre tu manto, para esconder mi maldad, pues cubierta con tu manto al cielo he de llegar.

Préstame Madre a tu Hijo, para poderle yo amar, y esa será mi dicha para toda la eternidad.

Amén. 


Carta a un amigo

Querido José Mariscal: Te has ido a la casa del Padre sin despedirte. ¿Recuerdas cuando comentábamos aquellos versos de santa Teresa: «Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero que muero porque no muero», que tantas veces cantaste en los entierros en tus 30 años de párroco en Carrión de los Condes? ¿Qué tal el encuentro con san Pedro? ¿Ya te has encontrado con san Juan de la Cruz? Dile que te explique su Cántico espiritual, que tantas tardes comentábamos, a las cinco de la tarde, en la residencia de San Bernabé. ¿Te has encontrado con muchos peregrinos a Santiago? Porque tú fundaste, en tu misma casa parroquial, el primer albergue. Y con la ayuda de tu hermana los atendisteis en todo: alojamiento, comida, compañía… Procura buscar a santa Teresita y que te explique cómo hace la lluvia de rosas que prometió a sus devotos en la tierra y a los misioneros. Puedes tú hacer lo mismo con los peregrinos de Santiago, estamos en un tiempo muy difícil para ellos. A la vez, te pido que nos ayudes a los residentes y personal de San Bernabé en Palencia. Nada más y hasta que Dios me llame.

domingo, 12 de julio de 2020

HOJA NÚMERO 258

Salió el sembrador a sembrar (Mt 13, 3).

En la parábola subrayamos:
1.-El sembrador es Dios
2.- La semilla es la Palabra de Dios
3.-Eel terreno en que cae es la mente y el corazón del hombre.
La explicación y aplicación la encontramos al final de la parábola: el que tenga oídos para oír que oiga. Ante la Palabra no dejemos de mirar hacia dentro de uno mismo, y preguntémonos:
¿Qué clase de terreno soy? ¿Abundan los espinos que ahogan la semilla? ¿Es tierra endurecida? ¿El sol agosta la semilla? ¿Los pájaros se comen la semilla? ¿El Maligno ronda buscando a quien devorar?
Seguro que Jesús, les diría que somos una tierra que necesita ser sembrada ya que sin la semilla que nos viene de arriba, seríamos incapaces de dar frutos de salvación. De esta convicción debería nacer un deseo de apertura a Dios y a los hermanos; el Creador nos ha creado necesitados de Él y de los hermanos. La Palabra nos invita a agradecer ese gran don de la Palabra y a la vez la responsabilidad a la que nos llama.

José, Sacerdote

TU PETICIÓN HA SIDO DENEGADA

Le encanta montar en bicicleta. Desde que le regalaron una va con ella a todas partes. El día que se la dimos preguntó si los Reyes Magos conocían este lugar. La pasada Navidad, estando en otra ciudad, no habían llegado. Pensaba que al salir de Colombia ya no le encontrarían. Es un niño muy observador. Ha cumplido 8 años. Siempre está pendiente de su hermano pequeño. Le gusta sumar y contar en inglés hasta diez. Todavía no sabe leer, pero ya ha aprendido el abecedario. En su país estuvo tiempo sin acudir a la escuela por la dificultad de acceso.
Aquel día no tenía ganas de trabajar. Movía el lápiz por la hoja sin hacer nada. Le animé a que terminara rápido. Su respuesta fue un sencillo: «¿Para qué?». Le contesté con una obviedad: «Para terminar pronto». Pensaba que ahí concluiría la conversación, pero no estaba satisfecho y repitió: «¿Para qué?». «Para que puedas irte a jugar», le respondí. Me miró poco convencido, asintió con la cabeza y siguió con su tarea.
Las personas que se encuentran en proceso de solicitar asilo preguntan en un gran número de ocasiones para qué deben rellenar ese papel, firmar aquel documento, aportar tantas explicaciones que remueven su pasado doloroso... si depués no se escuchará su petición. El último informe de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) denuncia la cantidad de problemas burocráticos con los que se encuentran y que, al mismo tiempo, silencian otras cuestiones como la situación en Ceuta y Melilla, agravada tras la pandemia. En España solo el 5 % de las solicitudes de asilo finalizan con una resolución favorable. En el resto de Europa la media es del 32 %. En los próximos meses se esperan un gran número de denegaciones, ya que desde marzo se han resuelto miles de expedientes. Eso supondrá, para quienes no cuentan con un empleo, volver a una situación de exclusión.
La mayor parte tiene muy claro para qué ha venido. Eso fortalece su esperanza, aun cuando reciben la peor de las noticias: «Tu petición ha sido desestimada». Nosotras seguiremos acompañando en esta búsqueda de sentido. Quizá debamos cambiar la pregunta para descubrir nuevas respuestas. Jesús de Nazaret nos mostró cómo hacerlo.






UN FUNERAL POR LAS 40.000 PERSONAS FALLECIDAS A CAUSA DEL VIRUS


Emotivo funeral 40.000 personas han fallecido en España abatidas por un letal virus. Muchas de ellas, han muerto solas, sin la presencia de sus seres queridos. El pasado 6 de junio se celebró en la catedral de la Almudena el funeral que les debíamos, la despedida en la que le ofrecíamos nuestra oración, empatía y solidaridad, uniéndonos al dolor de los familiares que han sufrido estas desgarradoras pérdidas humanas y al reconocimiento a los héroes anónimos, muchos de los cuales entregaron su vida por amor al prójimo. El Cardenal Omella nos recordó que, en ocasiones dolorosas, a pesar de que estemos tentados a pensar lo contrario, Dios nunca abandona a sus hijos, y que precisamente las muestras de solidaridad que se evidenciaron durante esta devastadora tormenta, son un signo de la cercanía de Dios. En la homilía, el Cardenal Osoro ha pedido que reflexionemos acerca de nuestra condición de hijos de Dios, y por tanto, de hermanos entre nosotros.


EL SANTO CÁLIZ EN VALENCIA

Leo un artículo de Juan Luis Vázquez donde señala la aportación del catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia, Gabriel Songel, sobre el Santo Cáliz de la catedral de Valencia. Songel ofrece nuevas aportaciones históricas sobre la autenticidad del cáliz de la Última Cena que presidió nuestro Señor, y que todos los valencianos y foráneos veneramos en la catedral de Valencia. Al instante pensé en el novelista Dan Brown y sus falacias religiosas. En uno de sus libros dice que el Santo Grial está en una abadía de Inglaterra. Antes de poner lo que creyó consistente sobre el Santo Cáliz, debería haber consultado los textos históricos de la catedral de Valencia.


LOS OBISPOS ESTUDIAN UN DOCUMENTO SOBRE LA SITUACIÓN DE LOS ANCIANOS


Durante los dos días de trabajo que ha durado la Comisión Permanente, los obispos que forman parte de este organismo abordaron varias cuestiones relacionadas con la pandemia. Así, estudiaron un borrador de documento pastoral sobre la situación de los ancianos a raíz de la experiencia vivida con el COVID-19, que han elaborado la Comisión para los Laicos, la Familia y Vida y la de Pastoral Social. Además, analizaron la situación de la pastoral de la Iglesia católica en España tras la salida del Estado de alarma, que corrió a cargo de la Secretaría General, mientras que la Comisión para los Laicos informó sobre los resultados y la actualización del Congreso de Laicos Pueblo de Dios en Salida del pasado mes de febrero, inmersa ahora en la fase poscongresual. A estas cuestiones se añadieron diversos temas de seguimiento, así como el calendario de reuniones del año 2021.

También de clausura
Madre M.ª Pilar Adámez
Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote


«Jesús. Presiento mi última noche. Gracias mi Dios por unirme tan profundamente al dolor puro de tu entrega en la cruz». La madre M.ª Pilar Adámez mandó este mensaje a sus compañeras de comunidad y poco después murió por el coronavirus. Lo hizo ofreciendo su vida por los sacerdotes, como buena Hermana Oblata de Cristo Sacerdote, pero también rezando por todos los afectados por el COVID-19. «Ella era la superiora y había decidido que la comunidad [de clausura] se sumara a una cadena de oración por los afectados por la pandemia. Cada una de nosotras teníamos dos o tres personas por las que rezábamos de forma concreta», explica la hermana Asunción García. Esta labor no la interrumpió ni cuando tuvo que ser trasladada al hospital. «Convirtió la habitación en su propio convento» y allí se entregó «por las almas, por los hombres, por el mundo, por los sacerdotes. Llegó a la muerte con la plena claridad de una vida entregada».
Madre Pilar falleció el 28 de abril. «Como persona era muy dulce, muy tierna y muy alegre, y como superiora era a la vez muy firme y muy comprensiva», rememora la hermana Asunción, que además recuerda «la sensibilidad tan grande que la madre tenía para el sufrimiento de la gente». Por eso, ante la pandemia, se intensificaron las oraciones en este momento de dolor, aún cuando ellas mismas se vieron afectadas de lleno. «Cuando entró el virus en la comunidad nos aislaron a todas. Era Jueves Santo. Ese día fue el primero sin Eucaristía y estuvimos más de un mes sin poder recibir los sacramentos. Incluso la muerte de la madre se nos comunicó estando todas aisladas. Ha sido muy duro, aunque hemos podido sentir el apoyo y el cariño de toda Huelva», concluye la religiosa.


Unplanned. El aborto: un negocio disfrazado de derechos civiles

Que el aborto es matar al ser humano más indefenso es un hecho sobre el que ya ni se discute. Ahora se habla de los derechos de la mujer, que deben prevalecer sobre los de «esa parte de su cuerpo». Pero de lo que no interesa hablar es de esta tremenda realidad: ¿y si todo este pensamiento progresista sobre el aborto, los derechos de la mujer sobre su cuerpo y demás, no fueran más que una ideología difundida por todo el planeta con muchos medios por las multinacionales que han hecho de sus clínicas de abortos uno de los negocios más rentables del mundo? ¿En qué lugar quedarían los radicales de izquierda que se declaran abortistas si todo el mundo supiera que su pensamiento social está al servicio del ultracapitalismo más antisocial que se conoce? Estas paradojas no son ciencia ficción. Lo que ocurre es están silenciadas, porque los grandes grupos de comunicación están todos subidos en el mismo barco que dichas multinacionales. Forman parte del mismo poder. Por ello tiene que venir una película pequeña, independiente, sin el apoyo de los grandes, y salir a la palestra contracorriente, dispuesta a llevarse todas las tortas del mundo, para contarnos estas cosas.
Estamos hablando de Unplanned, sobrecogedora película dirigida y escrita por Chuck Konzelman y Cary Solomon, y que recrea la historia real de Abby Johnson a partir de su propio libro. Esta mujer, interpretada con convicción por Ashley Bratcher, creció y se educó en un ambiente familiar cristiano. Pero debido a su ingenuidad y a los azares de la vida, acabó trabajando como directora de una clínica abortista de Texas, clínica de la cadena Planned Parenthood, extendida por todos los Estados Unidos. Durante su gestión se llegaron a realizar más de 22.000 abortos. Pero un día sucede algo imprevisto que le va a quitar la venda de los ojos que la tuvo engañada ocho años.
Unplanned cuenta por un lado el proceso personal de Abby Johnson, que va desde su ingenua incorporación al voluntariado de la clínica hasta la contundente ducha de realidad que le va a hacer madurar y comprender la verdad de lo que ocurre en su centro de trabajo. Por otro lado, el filme, paralelamente al recorrido de Abby, va desvelando la realidad del aborto como un negocio que arroja espectaculares beneficios a las multinacionales tapaderas que venden las bondades de la planificación familiar. Unplanned es como un puñetazo en la cara que nos despierta, como le sucedió a Abby, y nos hacer ver lo que no sabíamos u olvidamos fácilmente. Va directamente al grano, de espaldas a lo políticamente correcto. Pero que nadie piense que estamos ante un panfleto ideológico y adoctrinador, que abusa del sensacionalismo y el mal gusto para hacer terrorismo pro-vida. Muy al contrario, Unplanned es una película llena de matices, que nos lleva a una reflexión profunda y desprejuiciada. El propio proceso de la protagonista ya exorciza maniqueísmos fáciles. Eso sí, no es apta para menores.

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