HOJA PARROQUIAL NÚMERO 87
AUDIENCIA SEMANAL CON EL PAPA: EL SEÑOR ES COMPASIVO Y
MISERICORDIOSO COMO UN PADRE Y UNA MADRE
El pasado miércoles 13 de enero el
Papa Francisco ha comenzado una serie de catequesis sobre la misericordia de
Dios, en el marco del Año Jubilar. En esta ocasión se ha centrado en
reflexionar sobre el nombre con el que Dios se revela a su pueblo a través de
Moisés : «Señor, Dios compasivo y
misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad» (Ex 34,6).
Su santidad ha explicado estas dos
actitudes desde el prisma de la paternidad y maternidad de Dios hacia nosotros:
«El Señor es misericordioso:
esta palabra evoca una actitud de ternura como la de una madre con su hijo. De
hecho, el término hebreo usado en la Biblia hace pensar en las vísceras o
también en el vientre materno. Por eso, la imagen que sugiere es la de un Dios que se conmueve y se enternece por
nosotros como una madre cuando toma en brazos a su niño, deseosa sólo de amar,
proteger, ayudar, lista para donar todo, incluso a sí misma. Esa es la
imagen que sugiere este término. Un amor, por lo tanto, que se puede definir en
sentido bueno «visceral».
Después está escrito que el Señor es compasivo
en el sentido que nos concede la gracia, tiene compasión y, en su grandeza, se
inclina sobre quien es débil y pobre, siempre listo para acoger, comprender y
perdonar. Es como el padre de la parábola del Evangelio de san Lucas (Lc 15,
11-32): un padre que no se cierra en el
resentimiento por el abandono del hijo menor, sino que al contrario continúa
esperándolo —lo ha generado— y después corre a su encuentro y lo abraza, no
lo deja ni siquiera terminar su confesión —como si le cubriera la boca—, qué
grande es el amor y la alegría por haberlo reencontrado; y después va también a
llamar al hijo mayor, que está indignado y no quiere hacer fiesta, el hijo que
ha permanecido siempre en la casa, pero viviendo como un siervo más que como un
hijo, y también sobre él el padre se inclina, lo invita a entrar, busca abrir
su corazón al amor, para que ninguno quede excluso de la fiesta de la
misericordia. ¡LA MISERICORDIA ES UNA FIESTA!»