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CONFERENCIA 30 OCTUBRE

domingo, 28 de junio de 2020

HOJA NÚMERO 256

Hoja Parroquial nº256
Del 28 de junio al 4 de julio de 2020




BENEDICTO XVI VUELVE A CASA

Por primera vez desde su renuncia, Benedicto XVI ha viajado fuera de Italia. Su visita de cinco días a Ratisbona para visitar a su hermano Georg, gravemente enfermo, ha tenido tono de despedida. El Papa emérito y su hermano, tres años mayor, comparten un fuerte vínculo por la sangre y por la vocación. Durante esta breve estancia, los Ratzinger han podido volver a celebrar la Eucaristía juntos, pocos días antes de que se cumplan 69 años de la ordenación sacerdotal de ambos, el 29 de junio de 1951. Benedicto ha visitado también la tumba de sus padres y hermana, y la casa familiar de Pentling, ahora dedicada a su patrimonio teológico. 

¿Por qué hacer un donativo a la Iglesia?
La labor de la Iglesia no se para: está en marcha las 24 horas del día, los 7 días de la semana, alimentando el cuerpo, el alma y un futuro esperanzador para todas las personas que lo necesitan. Por eso es necesaria tu ayuda, porque con ella, podemos ayudar a más personas.
Porque tu donativo cambia vidas: mujeres víctimas de maltrato o trata, niños en situación de vulnerabilidad, personas sin hogar, ancianos que necesitan cuidados, enfermos que necesitan esperanza, migrantes que están solos, familias que necesitan ayuda... todos ellos y muchos más son ayudados cada día, encontrando motivos para seguir con esperanza y ayuda para lograr un futuro mejor gracias a tu ayuda.
Porque en los momentos de mayor necesidad, la Iglesia está ahí, para todos, siempre, con todo lo que tiene: apoyo espiritual, económico, material y humano; el compromiso social de la Iglesia ha sido, es y seguirá siendo un pilar fundamental de su actividad.
Porque, con tu ayuda, podremos aliviar el sufrimiento de más personas y mejorar el futuro de otras muchas más.

¿Cómo hacer un donativo a la Iglesia?

Hacer un donativo a la Iglesia es muy fácil, tienes a tu disposición vías presenciales y también virtuales:
• Puedes aportar tu granito de arena vía online a través de la web de donaciones para las parroquias: Portal Dono a mi Iglesia.
• También puedes hacerlo de forma presencial utilizando este boletín de suscripción. Recuerda que debes imprimirlo, rellenarlo y llevarlo a tu parroquia.
• Incluso puedes hacer llegar tu donativo por telefono a través de Bizum: solo tienes que escribir "Iglesia" o "Parroquia" en el buscador y te apareceran todas aquellas que ya disponen del servicio.



APRENDER: LA VIDA LA MEJOR ESCUELA
Silos. 20:00 horas de un lunes. Leí el otro día que no es lo mismo hacer cosas que hacer cosas importantes. Sé que busco hacer cosas grandes sin caer en la cuenta de que las cosas importantes son las pequeñas: pequeñas cosas que hacen grandes a los hombres. Y son quizá esas pequeñas cosas las que cambian un poco el mundo porque cambian un poco mi mundo.
Estos meses estoy descubriendo la importancia de mi vida oculta. De lo que no se ve, pero que siempre está. Sé que Dios se esconde en esos pequeños grandes actos callados. Sigo arrodillado. Pero no estoy solo. Me uno a muchos. A millones que rezan desde sus casas y son portadores de ese fuego nuevo que lo cambia todo. Aunque nadie lo sepa nunca.
La gente que tanto quiero todavía se encuentra lejos. Pero mi amor no es menos profundo. Al contrario. He aprendido a decir «te quiero» de verdad. Porque no son palabras que digo: son palabras que vivo. Estos meses he aprendido a hablar desde el corazón. A quedarme con las cosas importantes y a no perderme en frivolidades. He aprendido a llenar de vida mi tiempo, escuchando a quien lo necesita. Abrazando sus miedos. Acompañando en silencio a los pies de la cruz. He aprendido a valorar la amistad como el don más preciado: la tierra en la que florece mi alma. He aprendido a acariciar lo humano. Y me he dado cuenta de que, al mismo tiempo, acariciaba a Dios con mis manos.
Pasan los días y alzo mi voz al cielo para que me oiga Dios. Quiero que sepa que nunca he perdido la esperanza. Quiero que se alegre porque sigo caminando con la cabeza bien alta y el corazón lleno. Quiero decirle que sigo soñando con una vida inmensa y con un amor más grande. Con una nueva forma de vivir, de amar, de decir «te quiero». Sueño con una nueva normalidad que hunda sus raíces en el amor. Con un abrazo nuevo, más hondo, que llegue a lo profundo del alma. Con unas palabras nuevas que llenen de esperanza. Con unos vínculos nuevos que nadie pueda romper. Vínculos forjados en el corazón de Dios. Sueño con una nueva normalidad unido a Él. Unido a todos.

Llamada a la responsabilidad
El final del Estado de alarma en la madrugada del domingo, y con él de las restricciones a la movilidad y a la mayor parte de encuentros, va a poner a prueba en los próximos meses los protocolos de intervención para controlar precozmente los nuevos brotes. Y también la responsabilidad ciudadana. Es extremadamente difícil evitar nuevos focos de contagio y aumentos de casos al intentar volver a la normalidad sin que la pandemia esté erradicada (ni controlada en muchos países) ni exista una vacuna. Reconocer esto no es una invitación a actuar solo en función de lo prohibido o permitido sino, al contrario, a extremar la precaución.


Crisis

La palabra crisis se ha colado en las conversaciones cotidianas, en los titulares de prensa, en las tertulias, en el mercado, en casa. Lo está invadiendo todo porque es una realidad, pero nos cuesta verla, a pesar de que tiene rostro, a veces muy cercano. La crisis tiene muchos apellidos: la crisis de las mujeres solas, con cargas familiares, y también las de familias en las que ya no entran ingresos porque el trabajo falta desde hace tanto tiempo que hasta el ingreso del paro ha terminado. Hay familias enteras con niños que saben lo que es vivir en crisis y se consuelan con las ayudas de Cáritas. Menos mal que las Cáritas laten en los barrios de Sevilla al ritmo de la crisis. Cada vez son más las personas que necesitan ayuda. Algunas familias (o personas individuales) nunca pensaron que llegarían a una situación tan crítica. Ciertamente, muchas de ellas nunca pierden la esperanza de que dentro de poco quedará resuelta esta crisis. Dios lo quiera.


FUNERAL LAICO


Por fin el Gobierno celebrará en julio un funeral por los muertos a causa del COVID-19 y de su mala gestión. Pero no será así: será un acto civil en la explanada de la Armería del Palacio Real, de espaldas a la catedral de la Almudena. Porque para eso este Gobierno es laico. De espaldas a los millones de católicos, y de algunos millones de musulmanes, protestantes y ortodoxos. Los laicistas y ateos son una minoría, pero hay que respetarlos. La indignación de los creyentes parece que está hibernada, pero todo tiene un límite.

Ayudar y volver a la Escritura

Cuando el arzobispo, Juan del Río, propuso la creación de un fondo para ayudar a los que sufren los efectos de la pandemia, todos, en el Arzobispado Castrense, tuvieron claro que la denominación debía contener las palabras «emergencia» y «granero de José». La elección de Fondo de Emergencia El Granero de José ha permitido los fieles volver a la Biblia y profundizar sobre ella. Así se lo trasladaron al páter Benito Pérez Lopo en su parroquia. Uno de ellos descubrió la figura del patriarca José en su conversación con el párroco. —Recuerdo que san José se fue a Egipto con la Virgen, pero no recuerdo un granero. —Hay que ir más al principio. No es san José, padre y custodio, sino el otro José. La Biblia muestra también a través de esta historia –concluye el sacerdote– que «la historia es cíclica» y que ese granero que buscaba salvar a Egipto de la hambruna se replica hoy en tantos fondos que ha puesto en marcha la Iglesia, desde el Vaticano a las diócesis.

AVISOS
-EL JUEVES REZAREMOS POR LA VIDA, DESDE LA CONCEPCIÓN HASTA LA MUERTE DIGNA.
A LAS 19H REZAREMOS EL ROSARIO
A LAS 19:30 CELEBRAREMOS LA EUCARISTÍA.


Oh Madre del Perpetuo Socorro,
concédeme la gracia de que pueda siempre
invocar tu bellísimo nombre
ya que él es el Socorro del que vive
y Esperanza del que muere.

Ah María dulcísima,
María de los pequeños y olvidados,
haz que tu nombre sea de hoy
en adelante el aliento de mi vida.

Cada vez que te llame,
Madre mía, apresúrate a socorrerme,
pues, en todas mi tentaciones,
y en todas mis necesidades propongo
no dejar de invocarte diciendo y
repitiendo: María, María, Madre Mía.

Oh qué consuelo, qué dulzura,
qué confianza, qué ternura siente todo mi ser
con sólo repetir tu nombre y pensar en ti,
Madre Mía. Bendigo y doy gracias a Dios
que te ha dado para bien nuestro ese nombre tan dulce,
tan amable y bello.

Mas no me contento con
pronunciar tu bendito nombre,
quiero pronunciarlo con amor,
quiero que el amor me recuerde
que siempre debo acudir a ti,
Madre del Perpetuo Socorro.

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