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CONFERENCIA 30 OCTUBRE

sábado, 13 de junio de 2020

HOJA NÚMERO 254


PARROQUIA DE CRISTO REY
Hoja Parroquial nº254
el 14 al 20 de junio de 2020


La puedes leer en nuestro blog:
parroquiacristoreygandia.blogspot.com

SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI


La fiesta surgió en la Edad Media, en el siglo XIII en Lieja/Bélgica). Cuando en 1208 una joven religiosa llamada Juliana de Cornillon promueve la idea de celebrar una festividad en honor al Cuerpo y la Sangre de Cristo presente en la Eucaristía. Así, se celebra por primera vez en 1246 en la diócesis de Lieja (Bélgica).
En el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena(Italia), al romper la Hostia consagrada brotó sangre, según la tradición. Este hecho, muy difundido y celebrado, dio un impulso definitivo al establecimiento como fiesta litúrgica del Corpus Christi. Fue instituida el 8 de septiembre de1264 por el papa Urbano IV, mediante la bula Transiturus hoc mundo. A Santo Tomás de Aquino se le encargó preparar los textos para el Oficio y Misa propia del día, que incluye himnos y secuencias, como Pange Lingua (y su parte final Tantum Ergo.

QUE LA LENGUA HUMANA

Que la lengua humana cante este misterio:
la preciosa sangre y el precioso cuerpo.
Quien nación de Virgen, Rey del universo,
por salvar el mundo, dio su sangre en precio.
Amén.

Se entregó a nosotros, se nos dio naciendo
de una casta Virgen; y acabado el tiempo,
tras haber sembrado la Palabra al pueblo,
coronó su obra con prodigio excelso.
Amén.

Fue en la última cena -ágape fraterno-,
tras comer la Pascua, según mandamiento,
con sus propias manos repartió su cuerpo;
lo entregó a los doce para su alimento.
Amén.

La Palabra es carne, y hace carne y cuerpo,
con palabra suya, lo que fue pan nuestro,
Hace sangre el vino y, aunque no entendemos,
basta fe, si existe corazón sincero.
Amén.

Adorad postrados este Sacramento.
Cesa el viejo rito, se establece el nuevo.
Dudan los sentidos y el entendimiento:
que la fe lo supla con asentimiento.
Amén.

Himnos de alabanza, bendición y obsequio;
por igual la gloria y el poder y el reino
al eterno Padre con el Hijo eterno,
y al divino Espíritu que procede de ellos.
Amén.

Comunidad terapéutica.
Hemos vuelto a reabrir la comunidad terapéutica. Desde hacía 35 años, cuando la abrimos por primera vez, no habíamos cerrado una temporada tan larga. Y ha sido como volver a comenzar. Con todos los miedos y con toda la ilusión de algo que nos cuesta y que sabemos que nos da la vida.
Otros centros en España no han cerrado. Pero en el nuestro dio la casualidad de que, cuando llegó el Estado de alarma, pudimos cerrar porque cada persona usuaria tenía un lugar al que volver –no siempre es así– para pasar el confinamiento.
Después de dos meses de cautela, de temor, de seguir telemáticamente haciendo las intervenciones para que la gente se mantenga y se sienta en proceso, hemos podido reabrir.
Y la ilusión ha superado con creces al cansancio de organizar de nuevo una casa cerrada; al miedo del virus y sus consecuencias, aunque siempre actuando con cautela y sensatez, tal y como establecen las normas; a la despedida de sus propias familias, a las que no volverán a abrazar hasta no se sabe cuándo…
En estos primeros días el temor es muy fuerte. Pero el ánimo de seguir adelante lo equilibra un poco. Y eso va a hacer posible que avancemos.
Volveremos a hacer de la comunidad su familia. Volverán a abrazarse, a consolarse mutuamente, a acompañarse en los sentimientos de derrota y en los triunfos conseguidos. Podrán seguir utilizando este periodo privilegiado de reflexión, de sanación en un entorno terapéutico, para crear lazos comunitarios y lazos de familia, que son sanadores en sí mismos. Porque la comunidad es el espacio terapéutico por excelencia. Porque en ese espacio del día a día, además de las actividades terapéuticas propias, con la convivencia encontramos formas nuevas de querernos, de aceptarnos, de sanar el pasado, de relacionarnos con otras personas y con nosotros mismos. Porque lo contrario de la adicción no es la abstinencia o la sobriedad. Lo contrario de la adicción es el contacto y el encuentro.
Luego se irán y seguirán su camino, y habremos aprendido de cada persona que haya pasado por allí lo que nos hace bien para nuestra propia vida.

El Papa quiere reconstruir Roma


Como Obispo de Roma, el Papa Francisco quiere contribuir al resurgir de la ciudad tras la pandemia. Para ello ha constituido, con una aportación de un millón de euros, el fondo Jesús, divino trabajador. Gestionado por Cáritas, atenderá a los trabajadores afectados por la crisis, como los que sufren precariedad, los que han sido despedidos, los autónomos y los pequeños emprendedores. Esta nueva apuesta del Santo Padre se suma a otras relacionadas con la pandemia, como la erección de una comisión para afrontar el poscoronavirus o la institución, hace ya dos meses, de un fondo de emergencia dentro de OMP para los países de misión.

Qué mal nos hemos portado

Quiero escribir sobre los mayores, sin palabras. ¡Qué mal nos hemos portado con ellos! Las residencias son hogares para ellos, no hospitales. Claro que no estaban preparadas para atender a los enfermos; para eso están las autoridades sanitarias, para enviar equipos de desinfección y limpieza, para separar a los ancianos sanos de los que presentaban síntomas, llevar al hospital a los más graves y allí atenderlos como a los demás. Pero no se había previsto nada. Ancianos que han muerto solos, apartados, sin poder ser atendidos, ¿se merecían eso después de que la mayoría han vivido la guerra, la posguerra, la dictadura, la recuperación del país? Se han ido de esta manera tan cruel e injusta. Mi más sincero homenaje a mis padres y a todos los mayores que se han ido y a los que afortunadamente siguen con nosotros. Que sea por muchos años y les mostremos el respeto y consideración que merecen.


Dar de comer al hambriento


El aumento masivo del desempleo y el vuelco económico y social inducido por el COVID-19 han provocado que muchas personas tengan el ánimo turbado porque no tienen recursos ni siquiera para comer. La Iglesia católica, por medio de las parroquias que disponen de los medios adecuados, alimenta a través de sus comedores a quienes lo precisan sin considerar previamente condición alguna. Esto no es novedoso, ya que dar de comer al hambriento es una obra de misericordia que nace de la caridad. La Iglesia realiza este cometido mediante una labor esforzada pero callada, sin brillo, con la colaboración de personas voluntarias y comprometidas que ven en la necesidad ajena el rostro de Cristo que pide pan. A pesar de que institucional, política y gubernamentalmente no se reconoce abiertamente el magnífico trabajo que la Iglesia católica lleva a cabo en este sentido, e incluso soportando la persecución y el hostigamiento, siempre va a estar al lado de quienes sufren escasez, penuria y hambre. Cuando unos ayudan a llevar las cargas de otros, la integridad humana se consuma y es agradable al Creador.

¿Cuál es esa Buena Noticia anunciada a los pobres?
Que somos amados, que Dios nos ama con Corazón de Hombre. En el momento actual la gran noticia que el mundo quiere escuchar es que somos amados. He tenido la experiencia de personas que se han acercado a mí tristes, desorientadas, vacías… sin encontrar sentido a su vida… Con la mejor intención he querido acercarlas a Dios y les he anunciado la salvación: les he dicho que estamos salvados, que tenemos esperanza de una felicidad sin fín porque Jesús nos ha redimido y nos ha abierto una puerta que estaba cerrada a cal y canto por nuestro pecado, que El nos ha redimido, que nos ha abierto la puerta de la felicidad eterna “pagando nuestra deuda” y dándonos la posibilidad de ser hijos de Dios… y la verdad… me han mirado con cara extraña, desde un cierto escepticismo, y se han encogido de hombros como diciendo: “ya… ¿y qué? A mí eso… ¿qué más me da? ¿qué me aporta? En este momento doloroso de mi vida cambia algo?” Y se van igual de tristes y decepcionados.
Cuando les decía a esas personas que ante el anuncio de la salvación permanecían impasibles, que eran amadas… inmediatamente prestaban atención a mis palabras. De la indiferencia pasaban a demostrar interés y a escucharme atentamente. En sus miradas se leía la avidez, el ansia, el interés… por “eso” nuevo que estaba contándoles. La gran noticia, la Buena Noticia, es que ¡¡somos amados!! Somos amados por Dios en Cristo Jesús. Somos amados por un Dios que tiene Corazón. Nunca olvidemos esto: ¡¡Dios nos ama!! ¡¡Dios nos ama y tiene Corazón!! ¡¡Dios nos ama con un Corazón de Hombre en Jesucristo!! El Corazón de Jesucristo es la Buena Noticia.
“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”. Y, en un intento de obedecer a ese mandato del Señor, un mandato gozoso, un mandato que casi no es mandato, que más bien es una necesidad por nuestra parte, la necesidad de contagiarlo, de contarlo, de comunicarlo. La mayor alegría que podemos proporcionar a este Corazón que tanto nos ama, es anunciar al mundo entero, sin miedo, sin límites, sin vergüenza, sin respetos humanos, que somos amados. ¡Ése es el verdadero Evangelio, el único Evangelio! El resumen de toda la Escritura y de toda la Palabra de Dios es ese grito jubiloso: “¡Hermanos, somos amados por Dios en Jesucristo con un Corazón de Hombre!” ¡Ésa es la gran noticia, la buenísima noticia, la única noticia importante: que somos amados por Él con un Corazón de Hombre, con un Corazón vivo y resucitado que va a latir eternamente por mí, por todos!



AVISOS
-EL VIERNES CELEBRAREMOS LA SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.

- EL SÁBADO CELEBRAREMOS EL IMNACULADO CORAZÓN DE MARÍA.

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