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CONFERENCIA 30 OCTUBRE

domingo, 5 de julio de 2020

HOJA NÚMERO 257

TE DOY GRACIAS PADRE
Desde el evangelio de este domingo XIV del tiempo ordinario, es un buen momento para pensar qué tipo de oración practico más en mi vida. abundamos en la oración de petición y creo que no tanto en la de acción de gracias y de alabanza. Jesús, da gracias a Dios padre.
Jesús hoy da gracias por el modo de cómo ha llevado el padre la revelación: se ha revelado a los pequeños y no a los sabios y entendidos. nos muestra cómo ha actuado y además nos invita a tener una disposición como los pequeños. Jesús sabe que no es fácil hacerse pequeños por eso nos invita a tener una actitud humilde y sencilla.
El pueblo de Israel espera la llegada de del mesías, así lo anunciaron los profetas. Zacarías observa a los responsables del pueblo: políticos y religiosos y eso provoca la nostalgia -el deseo de un pastor bueno que les cuide, cosa que no han hecho los poderosos, un pastor que de su vida por las ovejas. les anuncia a un mesías humilde que les traiga la paz a todas las naciones, les habla de una Jerusalén que no conozca el ocaso.(la Jerusalén celeste)

El pueblo viene del exilio y les dice: ese rey-mesías será aclamado por un pueblo sencillo, humilde, por los niños--- esa profecía se cumplió en la entrada de Jesús a Jerusalén--- el domingo de ramos.
El mesías se ha acercado a los hombres y nos invita a descansar en Él: venida mi todos los que estéís cansados y agobiados… quién puede decir hoy: venid a mí que yo os aliviaré? Sólo Jesucristo.


Mi amor sólo no basta


Hay días en los que siento que nada de lo que hago sirve. Es una extraña sensación de fracaso vital. Esos días, nada de lo que hay fuera de mí, y nada de lo que me digo y siento dentro, me desconfirma ese estado en el que todo está gris oscuro. Son pocos momentos, aunque intensos.
Esas emociones también las siento cuando acompaño a personas que no tiran hacia delante. Personas que porque no es su momento, porque tienen más miedo que esperanza, porque no se fían ni de sí mismas ni de las personas que tienen enfrente... no tiran.
Y yo, con toda la ilusión del mundo, me empeño en tirar de ellas. Cuando estoy fuera del color gris oscuro soy capaz de racionalizar y decirme que yo solo acompaño; que no tengo la varita mágica que haga que la otra persona sane, que la otra persona es capaz... Tantas cosas que he aprendido con los años de experiencia. Pero cuando estoy en el color gris oscuro, me nublo. Y quiero gritar a la persona que es valiosa, que puede, que se merece lo mejor de sí misma, que es digna de ser amada por lo que es y no por lo que haya hecho. La experiencia me dice que si yo grito verdades en otra dimensión, por muy verdades que sean, no le llegarán a la otra persona. Y que gritar, la mayoría de las veces, lo que hace es bloquear más. Gritar en el sentido figurado, claro. Me refiero a decirle con mi verdad que siga, que se lo crea, que puede… Y no, no sirve.
He aprendido que solo mi amor no basta. Y eso me crea una gran frustración. Porque dejar a la otra persona ser, aunque sea a trompicones, con daños en algunos casos irreversibles, y ejercer de mera observadora de su vida es duro. Muy duro. Y me cuestiona creencias que creía infalibles. Entonces, en esos momentos, debo aferrarme a los otros colores de la vida, que están. Y debo hacer un ejercicio de confianza de nuevo en la persona y en que ella sabe, si quiere, trazar su camino. Y aceptar con amor lo que la persona quiera para sí.
Debo seguir confiando en que va a encontrar su propio amor. Porque bastaría el amor hacia sí para llegar a ser. En ese caso, solo el amor sí bastaría.



UNA HOMILIA EJEMPLAR


Escuché este domingo una homilía en la que el sacerdote nos dijo: «La generosidad no se mide por el tamaño o el volumen de aquello que se da, sino por la grandeza del corazón que lo da». La experiencia diaria me demuestra que las personas poco adineradas o con pocos recursos son las más generosas. Aunque no sea en la cantidad, sí lo es en el desprendimiento de lo poco que tienen, ya que valoran más intensamente lo que significa la carencia de techo, la falta de afecto o la falta de alimentos. Una homilía que me ha parecido ejemplar.

San Junípero

Con motivo del viaje a EE. UU. del Papa Francisco para clausurar el Encuentro Mundial de la Familias, el 23 de septiembre de 2015, celebró la Eucaristía de canonización de fray Junípero. En la homilía ensalzó la gran personalidad del santo mallorquín. Alabó su ardor misionero, semejante al de san Pablo, y lo puso como ejemplo de Iglesia en salida, predicando por los caminos para compartir la ternura reconciliadora de Dios. Lejos de España y de sus usos y costumbres, se animó a abrir nuevos caminos; supo salir al encuentro de los indígenas, respetando sus costumbres, para iluminarlas con la luz del Evangelio. Defendió la comunidad indígena, protegiéndola de cuantos abusaban de ella. Este fue el modo que san Junípero encontró para vivir la alegría del Evangelio.



LAS EDADES DEL HOMBRE Y LA RUTA JACOBEA


El Camino de Santiago, su simbología y su enraizamiento en Castilla y León será la temática sobre la que se articulará la próxima edición de Las Edades del Hombre. La muestra, de la que ahora se cumplen 25 años, se celebrará en 2021 en tres puntos estratégicos del paso de la ruta jacobea: Burgos, Carrión de los Condes y Sahagún. «Hemos pretendido coser esa enorme distancia entre Burgos y Sahagún a través de los hitos del Camino», explica Gonzalo Jiménez, secretario general de la Fundación Las Edades del Hombre. La exposición también celebrará el octavo centenario de la catedral de Burgos. Precisamente, una delegación de la fundación visitó recientemente el templo «para ver posibilidades, teniendo en cuenta que la nueva realidad nos va a llevar a destinar espacios más amplios». Las fechas todavía están por concretar «pero serán parecidas a lo que hacemos todos los años, si el COVID-19 lo permite». 

Somos el pueblo de la Pascua,
Aleluya es nuestra canción,
Cristo nos trae la alegría;
levantemos el corazón.
El Señor ha vencido al mundo
muerto en la cruz por nuestro amor,
resucitado de la muerte y de la muerte vencedor.
Él ha venido a hacernos libres
con libertad de hijos de Dios,
desata nuestras cadenas;
alegraos en el Señor.
Sin conocerle, muchos siguen
rutas de desesperación,
no han escuchado la noticia
de Jesucristo Redentor.
Misioneros de la alegría,
de la esperanza y del amor,
mensajeros del Evangelio,
somos testigos del Señor.
Gloria a Dios Padre, que nos hizo,
gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu divino:
tres Personas y un solo Dios. Amén.


LA SALVACIÓN ES OBRA DE LA MISERICORDIA DE DIOS

La salvación que Dios nos ofrece es obra de su misericordia. No hay acciones humanas, por más buenas que sean, que nos hagan merecer un don tan grande. Dios, por pura gracia, nos atrae para unirnos a sí. Él envía su Espíritu a nuestros corazones para hacernos sus hijos, para transformarnos y para volvernos capaces de responder con nuestra vida a ese amor. La Iglesia es enviada por Jesucristo como sacramento de la salvación ofrecida por Dios. Ella, a través de sus acciones evangelizadoras, colabora como instrumento de la gracia divina que actúa incesantemente más allá de toda posible supervisión. Bien lo expresaba Benedicto XVI al abrir las reflexiones del Sínodo: «Es importante saber que la primera palabra, la iniciativa verdadera, la actividad verdadera viene de Dios y sólo si entramos en esta iniciativa divina, sólo si imploramos esta iniciativa divina, podremos también ser —con Él y en Él— evangelizadores». El principio de la primacía de la gracia debe ser un faro que alumbre permanentemente nuestras reflexiones sobre la evangelización.


EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
EVANGELII GAUDIUM
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO 


Tú eres amor


¿Tú puedes ver el amor? ¿Lo ves por alguna parte?
¡A ver! Mira detrás de ti. ¿Lo has visto?
Es normal que no lo veas, el amor no se puede ver.
Está dentro de ti, y también dentro de mí. Está dentro de todas las personas.
Hay tantas maneras distintas de expresar el amor que, a veces, nos cuesta reconocerlas. Yo te muestro mi amor de muchas maneras.
Puedo expresar mi amor con palabras: ¡Te quiero!
Puedo expresar mi amor con mis manos y mis brazos: dándote un abrazo.
Puedo expresar mi amor: acompañándote en silencio.
Puedo expresar mi amor: dándote ayuda cuando me la pides.
Aunque algunas veces sea difícil expresarlo, el amor siempre está en ti. Cuanto más amor expresas, más amor te expresarán a ti. Mi amor hacia ti siempre existirá. Todos cometemos errores y tenemos algunos días revueltos como las tormentas, pero siempre hay amor dentro de nosotros.
¿Has visto cuántas cosas bonitas hay a tu alrededor? Las nubes, la luna y las estrellas. Las plantas con sus olores y sus colores brillantes, el agua, los animales, tu hogar. Puedes expresar tu amor hacia el mundo cuidando con cariño todo lo que te rodea.
¿Te has fijado cuántas personas hay cada día a tu alrededor? ¡Todas tienen amor dentro! Amamos a las personas tal como son, con sus defectos, con sus virtudes, con sus fallos y sus limitaciones. Sentir amor nos hace sentir contentos y felices.
¿Sabes que tú mismo tienes mucho amor para ti?
Todos podemos amarnos a nosotros mismos. ¿Y eso cómo se expresará? Te amas cada vez que decides hacer algo que te hace feliz, te amas cuando te esfuerzas por conseguir lo que te propones, te amas sonriendo ante las adversidades.
El amor está en todas partes, y en ningún lugar se ve. El amor que tienes dentro de ti es inmenso.
Exprésalo de tantas maneras como puedas y volverá a ti en forma de felicidad.

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