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CONFERENCIA 30 OCTUBRE

sábado, 30 de mayo de 2020

HOJA NÚMERO 252

PENTECOSTÉS HOY

Pentecostés es el inicio de la misión de la Iglesia. Es la fiesta de la unión, de la comunión humana. Una mirada a nuestro mundo: las distancias geográficas han desaparecido, la comprensión y comunión entre las personas a menudo es superficial. El diálogo entre las generaciones cada vez más frio y complicado. Parece que el ser humano se vuelve más agresivo. Uno vive más centrado en su yo que hacia fuera para encontrarse con los demás.
En el primer libro del Antiguo Testamento hay una historia que nos habla de Babel. Babel nos narra una historia donde hay división, los hombres alcanzaron tanto poder que pensaban que no necesitaban a Dios y que podían llegar al cielo, abrir sus puertas y ocupar el lugar de Dios. Mientras construían la torre se dieron cuenta de que estaban construyendo unos contra otros. Mientras intentaban ser como Dios, corrían el peligro de perder algo fundamental en el ser humano: la capacidad de ponerse de acuerdo y de entenderse para actuar juntos. Hoy con el progreso de la ciencia y la técnica hemos alcanzado tanto poder, que orar a Dios parece algo superado, inútil, porque creemos que nosotros podemos construir y realizar todo lo que queramos. No sé si somos conscientes de que estamos reviviendo la misma historia de Babel. ¿No vemos que entre los hombres hay desconfianza, sospechas, temor, hasta llegar a ser peligrosos los unos para los otros? ¿Hay algún camino que nos lleve a la unidad, a la concordia? La Sagrada Escritura nos dice que sólo puede existir la unidad con el don del Espíritu de Dios, que nos puede dar un corazón nuevo y una lengua nueva, una capacidad nueva para comunicarnos. Eso es lo que sucedió en Pentecostés. Cuando el Espíritu Santo bajó sobre los discípulos reunidos, el miedo desapareció, sus corazones sintieron una fuerza nueva. En Pentecostés, donde había división, falta de comunicación, nació la unidad y la comprensión. Caminemos según el Espíritu y no según la carne (Ga 5,16 )

LA FE NOS AYUDA A AFRONTAR LAS SITUACIONES DIFÍCILES
«Con demasiada frecuencia confundimos la seguridad con el dinero, con un trabajo, con un certificado de estudios... Todos elementos de gran importancia, pero que tienen que ver con lo exterior. Te entrenas para correr tras ellos, pero hay circunstancias que no controlas. Y sucede que de repente todo cambia y aparece la tragedia...». Esta es la introducción de M. P., que necesita hablar y que alguien la escuche. Y esta es su historia:
«Apareció el coronavirus y todos debíamos protegernos para no contagiarnos y frenar la expansión. Teníamos que quedarnos en casa, como nos pedían, y lavarnos las manos con frecuencia y bien. Pero me asaltaron todos los temores: mis hijos podían caer enfermos, no concluirían su ciclo formativo, en el que habían puesto tanto empeño, podría perder el empleo. Desde las primeras semanas de confinamiento tratamos de adaptarnos a la nueva situación en casa, algo nada fácil, pues nuestro trabajo en hostelería y cuidados personales no se podía trasladar al hogar, así que aprendimos a utilizar los elementos de protección.
A esta situación se sumó otro drama pues, bruscamente, se quebró la salud de mi madre, la abuela que se había quedado en su tierra. La pandemia invadía también su país y, si bien lo suyo no era COVID-19, precisaba de urgencia una intervención quirúrgica y había que buscar una clínica privada, pues los hospitales estaban colapsados con la pandemia. Había que reunir dinero para la operación; hicimos piña y pudimos lograrlo.
La operación no fue un éxito y la enviaron a casa con la medicación y la indicación de que si tenía complicaciones tendría que ir a un hospital. Aparecieron las complicaciones y mi madre se murió en el camino, mientras buscaban sin conseguirlo un centro hospitalario donde poder ingresarla. La crueldad del desenlace, la pérdida, la imposibilidad de acercamiento, esta distancia enorme y forzada, agravan y llenan de fantasmas nuestra desolación. El reto sigue siendo recuperar ese sentimiento y esa fe que ayudan a afrontar las situaciones difíciles».

MÁS ALLÁ DE LA X

«La Iglesia no es una empresa ni un negocio. Lo que tiene, lo da. Necesitamos tener la posibilidad de repartir mucho en favor de los que más lo necesitan». Así lo subrayó el vicesecretario de Asuntos Económicos de la CEE el lunes en una rueda de prensa virtual para presentar la parte económica de la última Memoria de Actividades de la Iglesia. A pesar del récord de 285,2 millones de euros asignados a través de la casilla de la Iglesia en la campaña de la Renta 2019, correspondiente al ejercicio 2018, Fernando Giménez Barriocanal explicó que este dinero solo supone una cuarta parte de los fondos que reciben las diócesis para desarrollar sus numerosas actividades y advirtió de que vienen «momentos complicados» por la situación del país y por la merma de donativos en este tiempo de pandemia. Es cierto que sumando X en la declaración del IRPF de este año, como destaca XTantos, logramos un mundo mejor. Pero, como miembros de la Iglesia, los fieles somos corresponsables de su misión… ¿No deberíamos ir más allá de la X?

TRES PAPAS UNIDOS EN LA MISERICORDIA

En el centenario del nacimiento de san Juan Pablo II –el 18 de mayo–, Francisco presidió este lunes la Misa en la capilla de la basílica de San Pedro donde se encuentra la tumba del Papa polaco. El actual Pontífice señaló en su homilía tres rasgos que caracterizaron a su predecesor: la oración, la cercanía al pueblo y el amor por la justicia. «San Juan Pablo II fue un hombre de Dios porque hacía mucho tiempo de oración. Sabía que la primera tarea del obispo era rezar». Asimismo, «fue un hombre cercano a la gente. La cercanía es uno de los rasgos de Dios». «Un pastor está cerca de la gente, de lo contrario es solo un administrador». Finalmente, aseguró Francisco, el Papa Wojtyla fue también «un hombre que quería justicia: justicia social, justicia del pueblo, la justicia que alejas las guerras». «Y para ello hablaba de la misericordia, porque no hay justicia sin misericordia». La misericordia también es la clave sobre la que pivota la carta que el Papa emérito Benedicto XVI ha escrito al arzobispo emérito de Cracovia y exsecretario de Wojtyla, Stanislaw Dziwisz. En la misiva ofrece algunos recuerdos personales del Pontífice, como su humildad, y reflexiona sobre la Divina Misericordia como centro de su pontificado. «El poder y la bondad de Dios se han hecho visibles a todos nosotros en Juan Pablo II», asegura Ratzinger.


ENFRENTARSE AL MONSTRUO

De acuerdo con un informe de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía –recogido por El País y El Periódico–, las descargas de pornografía infantil han aumentado un 25 % en España durante el confinamiento. Si del 17 al 24 de marzo hubo unas 17.000, la semana siguiente subieron a 21.200 y no han bajado desde entonces. Estos datos confirman que «el monstruo del abuso infantil en la red sigue creciendo de manera exponencial», como denunció hace unos meses en estas páginas Ernesto Caffo, presidente del Telefono Azzurro italiano. El también miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores lanzaba este recordatorio al calor de un encuentro de grandes empresas tecnológicas en el Vaticano para trabajar contra la proliferación de abusos infantiles en internet. El Papa les pidió entonces que no miraran para otro lado. Poco después, Doctrina de la Fe incorporó a sus delitos más graves la posesión de pornografía de cualquier menor de 18 años. Porque no queda otra que sumar esfuerzos para enfrentarse a este monstruo. Por nuestros niños. Por todos.


EN TUS MANOS ESTÁ

Dos actitudes se nos ofrecen ante los nuevos tiempos que se presentan. Generosidad o egoísmo. De nosotros depende. En una plaza actuaba un prestidigitador. Con el propósito de dejarle en evidencia se le acercó una persona con un gorrión encerrado en el puño, y le preguntó si estaba vivo o muerto. Decidió que si la respuesta era que vivo, apretaría la mano hasta asfixiarlo, y si dijera que muerto se lo mostraría vivo. Pero el adivino contestó que la respuesta estaba en sus manos. Lo mismo se puede decir de nuestra vida a partir de ahora: será como deseemos que sea, con las decisiones que tomemos. La moraleja de la fábula nos muestra que la respuesta al mal está en nuestras manos. Depende de cada uno.

Padre mío,
me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.

Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.

Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.
Amén.
San Carlos de Foucauld


AVISOS

-El lunes celebraremos la fiesta de la Bienaventurada Virgen María.
-El jueves 4 de junio, es la Jornada de la Oración por la vida. Desde la concepción hasta la muerte.
Rezaremos a las 19h. Rezo del Santo Rosario. Y posteriormente a las 19:30 Eucaristía.

-EL JUEVES CELEBRAREMOS LA FIESTA DE JESUSCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE.
-EL DOMINGO CELEBRAREMOS LA SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD.

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