PARROQUIA DE CRISTO REY-
Hoja Parroquial nº 90
Semana del 13 al 19 de febrero de 2016
CUARESMA, PERDÓN Y MISERICORDIA
¿Cómo
muestra su potencia, la humanidad?
Somos
capaces de grandes inversiones en tecnología, de ampliar nuestros conocimientos
en todos los campos, en especial la medicina. Pero lo que más sale en los
noticiarios es cómo mostramos nuestra potencia a través de la violencia.
Fabricación de armas, guerras, acciones terroristas, daños al medio ambiente,
tráfico de personas, esclavitud, expolio de recursos y materias primas,
violencia contra los que huyen de la violencia, despidos y destrucción de
puestos de trabajo, negación de ayuda a los necesitados, acoso y marginación
del diferente (porque es diferente, o porque no piensa lo mismo que nosotros, o
tan solo porque molesta), violencia de género, corrupciones varias… un vistazo
al periódico, y tendremos la lista al día. La barbarie de que son capaces
quienes se creen por encima de los demás.
Y Dios,
¿cómo actúa? Jesucristo es el rostro del Dios que nos sale al encuentro en el
corazón de nuestra historia. Para la humanidad, siempre será aquél presente,
próximo, providente, santo y misericordioso. Dios manifiesta su poder sobre
todo con la misericordia y el perdón. Lo decimos en una oración colecta muy
antigua, la del domingo 26 del tiempo ordinario. Esta misericordia es el
criterio para saber quiénes son realmente los hijos de Dios_ porque la hemos
recibido de él, debemos dar misericordia. Dejar caer el rencor, la rabia, la
violencia y la venganza es necesario para ser felices. Y es tarea de muchas
cuaresmas.
SECCION MATRIMONIO Y FAMILIA
EL PAPA FRANCISCO A LA ROTA ROMANA: NO
CONFUNDIR "LA FAMILIA QUERIDA POR DIOS" CON "CUALQUIER OTRO TIPO
DE UNIÓN"
«No puede haber confusión entre la familia querida por Dios y cualquier otro
tipo de unión». Lo dijo el Papa Francisco el viernes, 22 de enero en la Sala Clementina
del Vaticano con motivo de la inauguración del año judicial del Tribunal de la
Rota Romana.
Según esto
el Santo Padre indicó que la misión de todo cristiano, incluyendo el Papa y los
obispo en primer lugar es «mostrar el amor misericordioso de Dios por las
familias, en particular a las heridas por el pecado y por las pruebas de la
vida, y, al mismo tiempo, proclamar la irrenunciable verdad del matrimonio
según el designio de Dios»
«Si la familia –continuó el Papa – fundada en el matrimonio indisoluble,
unitivo y procreativo, pertenece al ‘sueño’ de Dios y de su Iglesia para la
salvación de la humanidad", familia
e Iglesia “a diferentes niveles, contribuyen a acompañar al ser humano hacia el
final de su existencia. Y lo hacen ciertamente con las enseñanzas que
transmiten, pero también gracias a su propia naturaleza de comunidad de amor y
de vida. De hecho, si la familia se puede llamar 'iglesia doméstica', a la
Iglesia se le aplica correctamente el título de familia de Dios».
A la luz de
todo esto, continuó, «la Iglesia sigue proponiendo el matrimonio, en sus
elementos esenciales – hijos, bien de los cónyuges, unidad, indisolubilidad,
sacramentalidad – no
como un ideal para pocos, a pesar de los modernos modelos centrados en lo
efímero y lo transitorio, sino como una realidad que, en la gracia de Cristo,
puede ser vivida – concluyó- por todos los fieles bautizados. Y por ello, con
mayor razón, la urgencia pastoral,
que abraza todas las estructuras de la Iglesia, impulsa a converger hacia un intento común ordenado a la preparación adecuada al matrimonio, en
una especie de nuevo catecumenado —subrayo esto: en una especie de nuevo
catecumenado— tan deseado por algunos Padres Sinodales»
NO
PERDONO A DIOS
Las madres
conocéis bien el proceso doloroso de la separación de vuestros hijos en las
diversas etapas de su vida. El parto os produce un desgarro muy vivo, pero os
alegra abrazar al recién nacido. Cuando se independiza y se os va de casa
teméis perderlo, pero entendéis que avanza como persona adulta en la vida. Su
muerte implica una ruptura definitiva del cordón umbilical imposible de
asimilar, mas sois llamadas a confiarlo al dador de toda vida.
En una sala
del tanatorio acompaño a la madre (el padre, muy enfermo, no pudo estar
presente), en la despedida de su único hijo, de 26 años, al que encontró muerto
en su casa después de tres días de extrañar su silencio. Hacía un año que se
había independizado. La madre gritaba: «No puedo con este dolor. ¿Por qué Dios
ha consentido esto?».
Ante este
desamparo le hago presente el abrazo de Dios que ha salido al encuentro de su
hijo, y está en la tarea de rehacerle para la vida junto a Él y junto a la
abuela que le cobijó tantas veces en su infancia.
A la
tentación de echar las culpas a Dios recordamos el mensaje del libro de la
Sabiduría: «Dios no ha hecho la muerte; Él lo creó todo para que subsistiera,
es amigo de la vida».
La muerte
nos viene de nuestra condición humana. Nos creemos poderosos, omnipotentes,
pero somos endebles criaturas que con el paso del tiempo, la enfermedad, el
accidente, nos venimos abajo. El aliento de Dios es como una transfusión vital
que rehace para siempre.
A la madre,
como a la Virgen María, le toca estar junto a la cruz en la que desfallece su
hijo. Ahora revives tú esa escena; te agarras al cuerpo inerte de tu hijo,
quisieras despertarle como has hecho tantas veces con tu pequeño. Mamá, invoca
a María, como lo has hecho tantas veces, para que le acoja en sus brazos y se
lo entregue a su Hijo Jesús que le resucite para la vida.
En el
corazón de tu pequeño ponemos esta súplica: «Aquí estoy, oh Padre, con los
brazos abiertos para tus creadores besos. Al atardecer, despido el día y
espero, con el alba, el eco de mi nombre en tus labios que me despierte
definitivamente»
EL SUERO DEL
ALMA
Pocas cosas
provocan tanto sufrimiento y angustia como ver a un hijo padecer una enfermedad
grave. El resto de problemas pasa a un segundo plano, casi pierden su
importancia. El corazón del hombre no alcanza a comprender por qué esas
criaturas tan inocentes tienen que pasar por algo así.
Por su
estatura no debe de tener más de 4 o 5 años. Está enfermo, algo grave porque
viene en camilla directamente desde el hospital. Está atado, para no caerse
durante su traslado por el empedrado de San Pedro, adonde le han llevado sus
padres para venerar las reliquias del padre Pío. Lo han arropado con mantas y
abrigado bien con un gorro y una capucha encima. El frío puede complicar su
estado de salud, pero es un riesgo que sus padres asumen porque lo que buscan
es algo que no da la medicina.
El Papa se
ha detenido con ellos, sin duda conmovido por el dolor que padece el pequeño.
Ha impuesto
su mano sobre la cara del niño, tapando los rayos del sol, pero pidiendo para
él rayos de Gracia al Señor. Francisco reza, cierra los ojos y frunce el ceño
con ternura, un gesto que demuestra que ruega con fuerza. El bullicio no le
distrae. Están solos él, el niño y Dios. Ni se percata del padre, acompañando
en la oración con sus manos entrelazadas, sonriente y sin quitar la vista de su
hijo. Los flashes tampoco le molestan. El fotógrafo encorbatado captura el
momento para que nosotros ahora podamos mirarlo. Pero más importante es la foto
que hace la madre con su móvil. Ese será un recuerdo imborrable. Contemplarán
la imagen y recordarán los sentimientos de este día, la fuerza que han
recibido, la paz que han encontrado.
«A veces se
reza para estar bien como si se tomara una aspirina, pero la oración es otra
cosa», dijo Francisco en la audiencia anterior. Bien lo sabe esa familia que
sufre y que se apoya en la oración. El pequeño recibe la medicina por vena, no
pueden retirársela, pero en el palo que sujeta la bolsa médica hay más. Un
rosario de plástico, una cruz de madera y una medalla de trapo con la Virgen
María y el padre Pío. Es el suero del alma, que tampoco pueden retirar, porque
los sostiene, los consuela y les invita a esperar –con la sonrisa del padre– la
misericordia de Dios.
La Cuaresma
del Año de la Misericordia
La
misericordia de Dios transforma el corazón de las personas, nos hace
experimentar un amor fiel, y lo hace capaz de misericordia. Las obras de la
misericordia corporales y espirituales nos recuerdan que nuestra fe ha de
traducirse en gestos concretos y cotidianos, orientados a ayudar a nuestro
prójimo en el cuerpo y en el espíritu. Así también nosotros encontraremos
alegría: ¡Dichosos los misericordiosos!
+ Fidel
Herráez
Arzobispo de
Burgos
No se augura
nada bueno en el campo político y en el concierto, más bien desconcierto, de
las naciones. Sin embargo, se nos llama a arreglar, o mejor dejarnos arreglar
la propia casa. La Cuaresma debe ser para nosotros un poner en cuestión, a la
luz de la Iglesia, nuestra propia vida. Sacar faltas a los demás es lo fácil y
en eso solemos ser expertos. Pero ver la conversión que necesito para cambiar
de vida y pedirle a Dios que ponga su corazón en mis propias miserias se nos
antoja ya más complicado.
+ Antonio
Algora
Obispo de
Ciudad Real
Si somos
veraces reconoceremos que hemos rechazado el amor y la vida de Dios con
nuestros pecados.
Si somos
humildes reconoceremos que estamos necesitados de su perdón y reconciliación.
Dios nos
espera y nos acoge en el sacramento de la Confesión
para perdonar
y olvidar nuestros pecados. Dios cura nuestras heridas, Dios sana las huellas
negativas que los pecados dejan en nosotros. La misericordia transforma
nuestros corazones para poder ser misericordiosos como el Padre.
+ Casimiro
López Llorente
Obispo de
Segorbe-Castellón
Durante esta
Cuaresma hemos de procurar dedicar tiempo a la meditación constante y profunda
de la Palabra de Dios; a la participación consciente en la celebración de la
Eucaristía, actualización del sacrificio redentor de Cristo; y del sacramento
de la Penitencia, momento de experimentar que la misericordia de Dios es más
fuerte que el pecado y que la muerte; así como también a la práctica de las
obras de caridad, comunitarias e individuales.
+ Josep
Àngel Saiz Meneses
Obispo de
Tarras
Hambre en el
mundo
Según la
FAO, todavía hay 800 millones de personas en el mundo que están pasando hambre.
Increíble pero cierto. De unos años para acá, la alimentación y la agricultura
se han mercantilizado de una forma agresiva y convertido en un negocio cuyo
único fin es hacer dinero.
Según datos
de Naciones Unidas, se producen alimentos para 12.000 millones de personas,
pero sin embargo una de cada ocho pasa hambre. El drama no es la falta de
alimentos, sino el acceso a ellos. ¿Por qué no avanzamos lo suficiente en la
lucha contra
el hambre y la pobreza?
¿Por qué las
estructuras políticas, productivas y comerciales son incapaces de proveer de
alimentos a toda la población mundial? Sabemos que hay comida suficiente, pero
falta la voluntad política de conseguir que llegue a todos. Me hago eco de
aquella frase del Papa Francisco a la FAO: «La desigualdad genera injusticia y
violencia». Dios quiera que el corazón de los seres humanos se transformen en
valores de gracias a favor de los mas necesitados
MODERNAS TENTACIONES
Tentación del indiferentismo: me da lo mismo. Todo vale.
Tentación de la moda: Está de moda. Se lleva. Para ser como todos.
Tentación del conformismo: Nos resignamos. Nos acomodamos. Tiramos.
Tentación del consumismo: Placer de consumir, de tener, de dominar con el
dinero. Todo es comprable: cosas y personas.
Usar y tirar. Nada es absoluto y para siempre. Todo es caduco.
Tentación del agnosticismo: ¿Dónde está Dios? ¿Para que sirve Dios?
Tentación del desencanto: ¿Para qué luchar, emprender algo nuevo? Nada
merece la pena. No se consigue nada. Vamos a vivir tirando sin más
complicaciones… Nos sentamos en la cuneta y vemos pasar la historia.
Tu abrazo de
perdón
Tú, Señor,
no tuerces el derecho ni perviertes la justicia. En Ti, todo es bueno y saludable.
Tú eres mi libertador y mi fortaleza, mi único bien.
Tu amor es
el espejo donde mirarme desde el alba hasta el ocaso: un amor hecho pedazos, de
dulzuras y efectivos encuentros, de moradas encieladas, y de ternuras infinitas
que se deshacen como miel azucarada en mis labios de pecado.
EN TIEMPO DE
DESCONCIERTO, ENSANCHAR EL CORAZÓN
El mundo que vivimos nos va encogiendo poco a poco el corazón con las
“miserables ofertas” que el “diablo” de nuestra sociedad y nuestra cultura nos
presenta; consumo, dinero, poder, prestigio, nos presenta.
Son tantas las ofertas, tantas las encrucijadas, que miramos a uno y otro
lado ávidamente en busca del auténtico camino de la felicidad. Y el corazón se
nos encoge en estrecheces de miras. Estamos desconcertados y vacíos. El corazón
se no queda hueco entre unas y otras andanzas.
Dios nos invita a abrir de par en par “la tienda de la misericordia”,
Jesús nos marca un nuevo camino que despeja nuestras perplejidades y nos
ensancha el corazón: 1) “No sólo de pan vive el hombre”; 2) “Al Señor tu Dios
adorarás y a él solo darás culto”; 3)”No tentarás al Señor, tu Dios” (Lc. 4,
1-13). Es una nueva sabiduría que nos libera de la ignorancia. Misericordia y
conversión son las dos caras de una misma moneda.
NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE
QUE TENGA HAMBRE, SEÑOR
De tu presencia, antes que del
vacío
al que me empuja el endiablado
mundo en el que viv.
De tu rostro, que es fuente de
vida y de salvación.
De tus manos, que bendicen,
perdonan y multiplican.
De tus ojos, que miran con amo.r
De tu corazón, que ama como
nadie sabe amar
QUE TENGA HAMBRE, SEÑOR
Del pan, al que Tú me invitaras
en Jueves Santo.
Del vino, que Tú ofrecerás en la
mesa de tu sacrificio.
Del servicio que Tú pondras como
distintivo.
De aquellos que decimos ser tus
amigos.
QUE TENGA HAMBRE, SEÑOR
De no olvidar al que sufre y ser
vitamina en su debilidad.
De ser pan que se parte y
reparte con el hambriento.
De ser vaso transparente y
fresca para el sediento.
De ser puerta abierta para el
que busca cobijo.
De ser sastre que ofrezca tela
para el desnudo.
De ser llave que abra al que se
encuentra preso en cárceles
sin rejas aparentes pero con
esclavitudes dolientes.
De dar descanso y un lugar
oportuno
al que, cerrando los ojos al
mundo
Ha de ser guargado en la memoria
del sentido cristiano.
Amén.
Esta semana rezaremos por
las religiosas de la parroquia y por la vocaciones a la vida consagrada.
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