¡EL FUTURO
DE LA HUMANIDAD SE FRAGUA EN LA FAMILIA!
Esta es la
frase célebre que San Juan Pablo II incluyó en los últimos párrafos de la Exhortación
apostólica Familiaris Consortio el 22 de noviembre de 1981 y que son de
esas sentencia que bien podríamos atribuir a cualquier gran filósofo, si bien
es cierto, que Karol Wojtyła es uno de los grandes pensadores del siglo XX,
además de Papa de la Iglesia Católica durante casi 27 años, tiempo en el cual,
pudo dejar su legado a través de 14 encíclicas, 15 exhortaciones apostólicas,
innumerables cartas, discursos, homilías y audiencias, un legado centrado en la
familia y el matrimonio desde una visión profundamente personalista y como no,
arraigada en la tradición de la iglesia y orientada a los desafíos del hombre
del tercer milenio. Es por ello que se le conoce popularmente como “EL PAPA DE
LA FAMILIA”. Y es que éste fue su
empeño, poner la familia en el centro de todas las miradas, para descubrirnos
la belleza del designio de Dios sobre ésta.
Es por lo tanto, su figura, un referente para la pastoral familiar. Siendo sus documentos objeto de estudio e investigación, tanto por el mundo académico como por laicos al servicio de esta pastoral. Muchos son los frutos de su pontificado, entre los que destaca, la creación del Pontificio Instituto Pontificio Instituto para estudios sobre el Matrimonio y la Familia (www.jp2madrid.org) que lleva su mismo nombre, con la misión de profundizar en el conocimiento de la verdad del matrimonio y la familia. Este ha sido una realidad “hecha carne” de lo que el mismo el mismo Papa pedía a todo el pueblo de Dios en la Familiaris Consortio «es indispensable y urgente que todo hombre de buena voluntad se esfuerce por salvar y promover los valores y exigencias de la familia».
El Santo
Padre transmite una consigna clara y exigente: DEBEMOS AMAR A LA FAMILIA. Pero
podemos preguntarnos ¿qué significa amar a la familia? En primer lugar
significa «estimar sus valores y posibilidades, promoviéndolos siempre.» Amar a
la familia es tratar particularmente cada peligro y cada mal que la amenazan, para poder
superarlos. «Amar a la familia significa
esforzarse por crear un ambiente que favorezca su desarrollo» esto es,
crear espacios de formación y encuentro, donde cada miembro sea acogido en su
realidad personal y familiar, para conducirlo hacia la verdad revelada en
Cristo del designio de Dios sobre el matrimonio y la familia.
Por último
el “papa de las familia” nos enseña que debemos «dar a la familia cristiana de hoy, con frecuencia tentada por el desánimo y
angustiada por las dificultades crecientes, razones de confianza en sí misma,
en las propias riquezas de naturaleza y gracia, en la misión que Dios le ha
confiado: Es necesario que las familias de nuestro tiempo vuelvan a remontarse
más alto. Es necesario que sigan a Cristo»
La mejor herramienta del Diablo.
Cierta vez, se
corrió la voz de que el diablo se retiraba de los negocios y que vendía sus
herramientas al mejor postor. En la noche de la venta estaban todas las
herramientas en forma de que llamaran la atención, y por cierto que eran un
lote siniestro: odio, celos, envidia, malicia, sensualidad, engaños, además de
todos los otros implementos del mal. Aparte del lote había un instrumento de
forma inofensiva, muy gastado, cuyo precio era más alto que el de todos los
otros.
Alguien pregunto al diablo como se llamaba el instrumento.
-" Desaliento" fue la respuesta.
- Porque su precio es tan alto? le preguntaron.
-" Porque-replico el diablo-, ese instrumento me es mas útil que cualquier otro; puedo entrar en la conciencia de un ser humano con este instrumento cuando los demás me fallan, y una vez dentro, por medio del desaliento, puedo hacer con esa persona lo que se me antoje. Esta muy gastado porque lo uso con casi todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece lo puedo usar continuamente para lograr mis propósitos". Pero el precio para desaliento era tan alto que aun sigue siendo propiedad del diablo.
El desaliento es uno de los estados de ánimo contra el cual es indispensable fortalecerse, ya que nos desalentamos muy a menudo. Nos desalentamos con nuestro trabajo, nuestra familia, la necesidad de cambio, los grupos, los compañeros, cuando las cosas no nos salen como queremos. Estas cosas terminan por llenarnos de tristeza frustrando nuestras vidas y nuestros sueños, ciegan nuestros ojos a la misericordia de Dios y hace que veamos las circunstancias desfavorables. El desaliento es lo opuesto a la fe.
La respuesta para combatir el desaliento esta tan cerca como tu Biblia. Cristo es la fuente de vida, el remedio para las preocupaciones, el que sana las heridas, el bálsamo para el dolor y la suficiencia para nuestra insuficiencia. Cristo es la fuente de la alegría y la felicidad y la respuesta a la tristeza y el desaliento.
Alguien pregunto al diablo como se llamaba el instrumento.
-" Desaliento" fue la respuesta.
- Porque su precio es tan alto? le preguntaron.
-" Porque-replico el diablo-, ese instrumento me es mas útil que cualquier otro; puedo entrar en la conciencia de un ser humano con este instrumento cuando los demás me fallan, y una vez dentro, por medio del desaliento, puedo hacer con esa persona lo que se me antoje. Esta muy gastado porque lo uso con casi todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece lo puedo usar continuamente para lograr mis propósitos". Pero el precio para desaliento era tan alto que aun sigue siendo propiedad del diablo.
El desaliento es uno de los estados de ánimo contra el cual es indispensable fortalecerse, ya que nos desalentamos muy a menudo. Nos desalentamos con nuestro trabajo, nuestra familia, la necesidad de cambio, los grupos, los compañeros, cuando las cosas no nos salen como queremos. Estas cosas terminan por llenarnos de tristeza frustrando nuestras vidas y nuestros sueños, ciegan nuestros ojos a la misericordia de Dios y hace que veamos las circunstancias desfavorables. El desaliento es lo opuesto a la fe.
La respuesta para combatir el desaliento esta tan cerca como tu Biblia. Cristo es la fuente de vida, el remedio para las preocupaciones, el que sana las heridas, el bálsamo para el dolor y la suficiencia para nuestra insuficiencia. Cristo es la fuente de la alegría y la felicidad y la respuesta a la tristeza y el desaliento.
LOS JOVENES
TIENEN MIEDO DE DECIRLO
Conocías a las salesianas antes de
entrar en la Congregación.
Sí. Dos
hermanos de mi abuela eran salesianos, y yo era alumna de las salesianas de
Salamanca.
Y
colaborabas en actividades de pastoral.
Estaba en el
centro juvenil y participaba en el Proyecto Valponasca, donde se daba apoyo escolar
a los niños que lo necesitaban.
¿Cómo
decides ser salesiana?
Sentía que
Dios me llamaba a algo más. Una salesiana me dijo que la vocación es cosa de
Dios, y a mí eso me ayudó a crecer en la mía.
Hija de
María Auxiliadora...
Así nos
quería Don Bosco, un monumento vivo a la Virgen. Ser personas que auxilian, que
están siempre atentas al otro.
...Salesiana.
Pertenecemos
a una gran familia, somos muchos grupos que seguimos a Don Bosco con un estilo
propio. Nosotras vivimos una misión educadora y evangelizadora, trabajamos por
los jóvenes y por los más necesitados.
Dime alguna
característica más.
Espíritu de
familia, de acogida, de cercanía, de amabilidad, y con sed de Dios, que sin
eso... Una salesiana vive en comunidad enviada a una misión.
Con el
estilo de Don Bosco.
Claro. Hay
dos frases de él que me gustan especialmente: «Con vosotros me siento a gusto»
y «he prometido al Señor que hasta mi último aliento será para mis jóvenes».
¿Tuvieron
algo que ver los jóvenes en tu vocación?
Mucho,
porque sin ellos no tendría sentido. Y menos en el carisma salesiano. Siempre
me digo que si estoy aquí y Dios me llama a esta vocación, sin ellos no haría
nada, no tendría sentido mi vida.
¿Cómo te
dicen ellos que tienes que ser salesiana?
Quieren que
seamos más sencillas, más abiertas a lo que ellos están experimentando; tienen
sed de Dios.
¿Los jóvenes
hoy buscan a Dios?
Sí. Tienen
miedo de decirlo, o al menos así lo experimento en las personas que voy
acompañando. Sienten ese miedo de expresarlo pero sí, sienten esa necesidad de
hacer encuentros personales con Dios.
Dicen
algunos que esta juventud está perdida.
¡No está
perdida! Tenemos que tener más esperanza. Nosotros hemos tenido dudas, ellos
también las tienen, y por eso necesitan más que nunca de nosotros. Pero tal vez
no estemos ahí.
¿Cómo
evangelizarles?
Dando
testimonio de un Jesús vivo, de un Jesús que está con nosotros. Que en nuestras
acciones vean a Jesús.
¿Es
importante escuchar a los jóvenes?
Sí, hay que
acompañarlos. Acompañar para mí es escuchar; una escucha atenta, activa. El
joven se siente querido y amado, y siente que hay una confianza. Así se acerca
más a ti; y se desvela, se da a conocer.
Oración y
misión unidas, ¿complicado?
Es difícil;
a mí me ayudó mucho permanecer en la oración y, desde ahí, saber que Él te
envía a una misión.
¿En medio
del bullicio del patio también se puede rezar?
A mí me
encanta. En el patio es donde se aplica la asistencia salesiana, estamos
llamadas a eso, es donde tú conoces al chico. Cuando estoy entre ellos jugando
al balón y hay algún problema, levanto la mirada, como hacía madre Mazzarello,
y te preguntas: «Señor, ¿qué hago?». Es una oración pequeña. O doy gracias. Son
oraciones cortas que te van uniendo en esa oración continua.
Me decías
que en tu vocación, buscabas algo más. ¿Lo has encontrado?
Sí, sí. Lo
he descubierto estando con las salesianas, siendo animadora de grupos de fe,
que así empecé, y en los encuentros, las pascuas juveniles... ahí he
descubierto que Dios quería algo más de mi vida. Yo buscaba, pero al final el
que me buscaba realmente era Él
MENSAJE DEL PAPA PARA LA CUARESMA: LA FE SE TRADUCE EN GESTOS
CONCRETOS.
En su
mensaje para la próxima Cuaresma, publicado el martes, 26 de enero, el Papa
asegura que la Iglesia históricamente anima a los fieles a cumplir las llamadas
«obras de misericordia» porque solo a través de los actos concretos y
cotidianos se puede traducir la fe.
Misericordia
quiero y no sacrificio. Las obras de misericordia en el camino jubilares el
título del texto, que se centra en las acciones destinadas a ayudar al prójimo
en el cuerpo y en el espíritu: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo.
«Nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales», dice el
mensaje. «Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el
pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre
mendigo».
El Pontífice
afirma que, durante el Año Santo, el llamamiento a recuperar estas obras «será
un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el
drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio,
donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina».
Además, el
Papa Francisco recuerda en su mensaje que en Cuaresma enviará por todo el mundo
a los llamados Misioneros de la Misericordia –sacerdotes que podrán absolver de
pecados graves como el aborto, reservados al obispo–, «a fin de que sean para
todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios». También subraya el
Papa que, con su decisión de volver a convocar la iniciativa 24 horas para el
Señor el próximo 4 de marzo, ha querido «hacer hincapié en la primacía de la
escucha orante de la Palabra»
La
misericordia, también para los ricos
La
misericordia de Dios, por y en Jesús, supera nuestro entendimiento. Por ello no
alcanzamos a comprender, ni la inmensidad, ni la extensión y tampoco los
destinatarios de su infinita Misericordia. Jesús nos ama a todos, no tiene
acepción de personas y de manera especial ama a los pecadores. Se acerca a ellos
y son objeto de su atención.
Va
persistentemente en su busca e intenta devolverles la humanidad y dignidad
perdida, por su dureza de corazón, su soberbia o por nuestra autosuficiencia.
Entre los
pecadores (y lo somos todos) se hallan los muy ricos y poderosos (a los ojos
del mundo) y Jesús los ve también como «pobres espirituales». Aún cargados de
poder, dinero, fama y dominio, sobre cosas y personas, son y seguirán siendo sus
preferidos. ¡Sí, sus preferidos! La infinita misericordia de Dios se extiende
también hacia ellos, tal como hizo con el rico de su tiempo, aquel publicano
llamado Zaqueo.
No es una
opción, es un compromiso ineludible, que requiere y precisa de una específica
línea de acción misionera para su conversión. Pues tal vez estas personas sin
saberlo están causando un grave daño, por la dirección que dan a sus bienes especulativos.
La misericordia de Dios, no lo dudemos, es también para los muy ricos, pues
forman parte del plan misericordioso de Dios, si logramos con su ayuda
rescatarlos y convertirlos en instrumentos capaces de extender su misericordia.
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